Qué trabajo le costaba al PP retirar la medalla de oro de la ciudad de Valencia a Franco sin comentarios ni apostillas? Después de haber consentido hace un mes, aunque imponiendo que se tramitaran los informes correspondientes; haber votado a favor de la retirada de la distinción en la comisión de Cultura del pasado lunes y de haber incluso respaldado la anulación de la concesión de la insignia de oro de las Fallas al dictador, los populares no se pudieron aguantar y ayer tuvieron que meter de matute una condena del régimen chavista venezolano como pasaporte al cumplimiento de la ley de la Memoria Histórica. Puede que Maduro sea muy, pero que muy malo; y que el alcalde de Caracas esté encarcelado injustamente; e incluso que no se respeten todos los derechos humanos en la tierra donde la gente viste chándals con los colores de la bandera nacional. Pero mezclar una cosa con la otra por medio de una enmienda de adición lo único que hace es empeorar la imagen de los conservadores en el día de la difusión de una encuesta de la SER que señala que no van a poder gobernar de nuevo ni con Ciudadanos y que van a caer de los 20 concejales de hoy a nueve o diez en la noche del 24 de mayo.
Franco fue un dictador, y su régimen de 40 años fruto de un golpe de estado, una dictadura cuyas consecuencias han sufrido y sufren miles de valencianos aún hoy. Renegar, maquillar, retorcer argumentos para pasar de puntillas sobre esa realidad es un esfuerzo estéril que lesiona la imagen de quien lo hace. Porque no es cuestión de cuánto tiempo haya pasado desde que desapareció la dictadura, como torpemente y sin mucha fe subrayaba en el pleno el nuevo portavoz, Alfonso Novo. La Iglesia católica tuvo hace unos años un gesto hacia Galileo Galilei 500 años después de haberle condenado por defender que la Tierra giraba alrededor del sol. Ayer, sobre el hemiciclo, los ediles del PP representaron un papel que alguien escribió para ellos, un feo guión en un mal momento. Ellos verán.
