En paralelo al endurecimiento de las condiciones de trabajo, peor calidad de la contratación y rebajas del salario, la reducción en la importancia concedida a la prevención de riesgos laborales se ha consolidado.

CCOO PV sostiene una denuncia constante de las consecuencias del cicaterismo en la inversión para evitar la siniestralidad, evidenciadas en el aumento de la accidentalidad y las enfermedades profesionales, algo muy llamartivo, teniendo en cuenta el subregistro.

Igualmente grave es que no se reconozca el origen laboral de muchas de las enfermedades profesionales, un reconocimiento que únicamente se consigue mediante la presentación de reclamaciones para que la Administración determine si dicha enfermedad ha sido causada por las condiciones de trabajo.

Al margen de las estadísticas oficiales, en cada centro de trabajo se viven día a día situaciones que confirman el endurecimiento de condiciones y el incumplimiento sistemático de la ley, desamparando a las personas y colectivos especialmente vulnerables.

El incumplimiento del precepto legal de protección a la maternidad recogido en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales expone a las mujeres embarazadas que ocupan puestos poco cualificados o en sectores potencialmente perjudiciales a riesgos evidentes para su salud o la del feto

Es casi imposible que la empresa adapte el puesto para eliminar los riesgos o que asigne temporalmente otra tarea y, desde luego, mucho más difícil que se le reconozca la suspensión de contrato por riesgo durante el embarazo, que corre a cargo de las Mutuas, y cuya concesión dilatan de manera inexplicable hasta que ya no resulta efectivo.

La reciente Ley de Mutuas introduce novedades que van a poner en jaque la salud laboral, al no garantizar, entre otras opacidades, la independencia y calidad de los Servicios de Prevención, que quedarán sin control público y con una dependencia total de las empresas.

Resulta esperpéntica la obsesión por reducir el absentismo pero no por mantener a los trabajadores sanos y exentos de riesgos en su puesto de trabajo. Lo cierto es que la reforma laboral ha perjudicado el estado de salud en las empresas, forzando a las personas a acudir a trabajar enfermas por miedo a perder el puesto de trabajo, reforzando un ´presentismo´ impropio de nuestra época.

Estas prácticas nocivas parten de prejuicios sobre las personas que están enfermas, sin tener en cuenta que las bajas las extienden los médicos, no las "cogen" los trabajadores, ¿o lo que se está poniendo en cuestión es la profesionalidad de todo el personal sanitario?

En el Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el trabajo, desde Comisiones Obreras queremos hacer hincapié en la necesidad de revertir la situación actual para que las condiciones de trabajo no hagan enfermar ni pongan en riesgo la vida de ninguna persona. Las administraciones deben regular a favor de la población trabajadora y las empresas deberían invertir en prevención, no sólo por responsabilidad, y porque les obliga la ley, sino porque una plantilla sana y segura eleva la productividad de la empresa. En ese reto estamos todos, sólo hace falta que vayamos en la misma dirección