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Julio Monreal

Una víctima comprometida

Una herida en el accidente del metro de Valencia, el mismo en el que su madre murió, es la primera víctima del siniestro que se mete en política. Violeta quiere cambiar las cosas.

Después de muchos ofrecimientos realizados por distintos partidos políticos (todos ellos rechazados) en los nueve años transcurridos desde el accidente, una víctima del siniestro del metro de Valencia, hija de una fallecida, ha decidido lanzarse al ruedo de la política para intentar cambiar las cosas, tanto las derivadas de aquella tragedia en la que perdió a su madre como todas las demás que no le gustan. Violeta Rius Garrote, sobrina de Rosa y Beatriz Garrote, las caras más visibles de la asociación de víctimas durante los últimos años, ocupa el quinto puesto de la candidatura de Compromís al Ayuntamiento de Torrent, municipio en el que residía buena parte de aquellas 43 personas que perdieron la vida el 3 de julio de 2006. Con 20 años y estudiando Medicina, cuentan que la joven ha sorprendido a la propia Mónica Oltra por su desparpajo y su cabeza bien ordenada, aunque para ser la primera víctima del metro que se mete en política por su conciencia social y por sus méritos tampoco es que la coalición de la sonrisa naranja haya tirado la casa por la ventana con ella, habiéndola colocado en el quinto puesto en la lista de una formación que hoy tiene dos concejales en Torrent.

Violeta quiere que la movilización de las víctimas del metro acabe (el dolor por las ausencias no cesará nunca) y tanto la asociación como la mayoría de los partidos políticos (todos menos el PP) firmarán el próximo día 4 un manifiesto de reparación del daño causado, un compromiso para cerrar las consecuencias políticas y sociales del siniestro de una forma digna, ya que las judiciales escapan de momento al control de los convocados para la firma. Nunca es fácil cerrar una herida del tamaño de la que se abrió en la curva del metro bajo la estación de Jesús. Ni queda muy claro qué tiene que suceder para que se cierre, más allá de la desaparición de la escena política de aquellos a los que se atribuye alguna responsabilidad. Al menos Violeta ha dado un paso para cambiar las cosas que no le gustan como protagonista, y no como espectadora.

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