Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El relevo inmortal

En 1985, la Fira del Llibre se trasladó a los Viveros, paseo de Antonio Machado, tal vez para encomendarnos un poco de hondura, todo no va a ser fuegos de artificio. Por entonces, incluso antes, José García Poveda, el Flaco, empezó con su máquina de retratar. El resultado es el álbum que se muestra en el Museo de Ciencias, allí mismo, en un rincón discreto, y que se presta a algunas consideraciones sociológicas que no me apetece hacer. Así pues, pasearé con muertos y vivos, presencias y espectros.

Están Juan José Millás y Manuel Vicent muy en su papel de autores: interesantes, la cabeza ladeada y el puño apuntalando la barbilla. Y Alfons Cervera, condenadamente guapo. Ferran Torrent se retrata junto a una Almudena Grandes que enseña cacha con alegría juvenil. La cara del de Sedaví se parece a la del periodista Stanley un minuto después de haber encontrado al doctor Livingstone, en Tanganica o por ahí. Manuel Vázquez Montalbán es, entre los grandes, el que parece más desnudo y frágil, abrazado a un vegetal „un ramo de flores como de ribazo que son lo contrario de repolludas„ como se abraza el vendedor de regaliz de palo a su mazo de puro de bastonet.

Entonces, hace mucho, practicaba con Savater el juego de dar con las espaldas más estupendas de las señoras y pese a nuestras escasas prestaciones oculares, no se nos escapaba ni una. Menudo radar. He vuelto a practicarlo con otro Fernando, Dragó, en pos de señoras de hueso fino y largo, mamás jóvenes envueltas en vestidos vaporosos. Es lo que yo digo: hay que cuidar a las mamás, aunque no sea la de uno.

Al que se nota que cuidaban es a José Luis Sampedro, que parece, alto y digno, un maestro de escuela rodeado por sus antigua alumnas, en sus bodas de oro. Y el motocarro de Álvaro. Y el de Futurama con casco de pincho y collar de huesos. Y Joan Fuster junto a Juan Gil Albert, mayores los dos, aquilinos los dos, como pájaros alerta. He visto a una pareja muy joven y riente achuchándose en el mismo banco donde yo achuchaba a la mía hace unos años: el relevo inmortal.

Compartir el artículo

stats