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Vicente

La Final de la Champions

Menos mal que no se ha clasificado el Real Madrid para la final de la Champions porque mi familia habría acabado como el rosario de la aurora. Mira tú. Tantos años de convivencia con sus más y sus menos. Cientos, ¿qué digo?, miles de noches de ronquidos, codazos, toses y tirones de mantas, discusiones por la educación de los niños, que si miras a esa chica que pasa por enfrente, que si le has hecho ojitos al profe de matemáticas del crío, que si no te sale la paella como a mi madre, que si mejor al monte que a la playa, que si no quiero salir a correr, que si son las tres de la mañana y si quieres tú te quedas pero yo me voy... Tanto limar asperezas en aras de un largo matrimonio para acabar de los pelos ahora por un partido de fútbol. Y no es por mí, que ya he contado a veces aquí mismo que desde que mi crío se hizo merengón yo he atemperado mi afición culé, sino porque no hay forma en casa de aguantar las pasiones de los demás.

Ahí está mi madre, que si pudiera adoptaría a Messi y se lo traería a vivir a casa, frente a los madridistas de la familia que el otro día se tiraban de los pelos dispuestos a anular el viaje a Italia previsto para vacaciones con tal de no pisar la tierra de los chicos de Allegri. Aunque, bueno, perder frente a la Juventus tiene un cierto pase, pero no quiero pensar en una final Madrid-Barça. Si ya a mitad de la liga, cuando aún no se juegan nada, los míos viven los «clásicos» como Nelson debió vivir Trafalgar, una final de la Copa de Europa hubiera acabado con mi madre, mi pareja, mi sobrino y mis hijos sin hablarse para los restos.

Mientras el miércoles le marcaba el Madrid a la Juve, cuando aún no se había consumado el desastre para los de Ancelotti, ya me imaginaba yo poniendo los berberechos y las patatas con boquerón en la mesa y metiendo las pizzas en el horno en la previa de la final de Berlín, total para que la mitad se quedaran sin cenar y la pizza acabara en el cubo de la basura. Es imposible que algo así transcurra en paz. Si a Messi o a Neymar se les da bien la noche, mi crío y mi marido acaban en el descanso yéndose a dormir echando humo y despotricando por los gritos de júbilo de mi madre. Si es Cristiano el que está en racha, son la niña, la abuela y los sobrinos los que pueden lanzarse a la yugular de cualquiera a quien se le ocurra sacar la bufanda blanca.

¿Qué quieren? Las cosas están bien como están. Si gana el Barça, fiesta para la mitad de la familia, y, si gana la Juve, ampliamos la ruta turística de las vacaciones e incluimos Turín en el itinerario. En previsión de lo que pueda ocurrir ya he mirado sus monumentos y la Mole Antonelliana parece bastante recomendable.

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