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La singular danza de La Moma i els Momos

La «Dansà de la Moma i els Momos» es la más característica, singular, especial y exclusiva de la fiesta del Corpus. Fue conocida también por «Danza de los Momos o de los Vicios». Está documentada desde el siglo XVI. Representa la Virtud y los Siete Pecados Capitales (soberbia, avaricia, lujuria, envidia, gula, ira y pereza). La lucha y el triunfo de aquella sobre éstos. La Virtud con los Siete Vicios „significados en los siete Momos y la Moma„ es una clara referencia a Apocalipsis 17, V.7. La Moma y els Cirialots son los iconos más representativos del Corpus valenciano.

Se trata de una danza didáctico-religiosa de gran contenido simbólico y la que mejor cuadra dentro del entorno religioso de la fiesta de Corpus Christi, pues prefigura la victoria de la Eucaristía sobre el mal. La Virtud o La Moma, personaje central de la danza es la figura de una mujer „siempre interpretado el papel por un hombre„ vestida de blanco y con la cara totalmente tapada por un velo y un antifaz, también de color blanco. Lleva en la cabeza una corona dorada y flores blancas. Usa guantes blancos y lleva en su mano derecha un abanico, mientras que en la mano izquierda sostiene un cetro dorado rematado por el escudo de la ciudad. Els Momos visten blusa de terciopelo rojo y negro, antifaz negro, pantalones amarillos y negros, medias blancas y sandalias de esparto, cubriéndose la cabeza con un pintoresco gorro y portan bastones. Esta danza aparece ya documentada en 1511, cuando fue construida la Roca de l'Infern, la más antigua de todas, que luego sería llamada de Plutón y La Diablera. Sobre ella iba la «danseta» de la «Moma i els momos» o de los siete pecados capitales, danza que ha sido siempre la más característica y singular de las fiestas del Corpus.

Francesc Almela y Vives explica que La Moma, «es una mujer, vestida con traje blanco muy pintoresco, con un delantal lleno de puntillas, en la manteleta, etc.; en la cabeza ostenta unas toscas cándidas y una voluminosa corona de flores, y sus manos van cubiertas con unos guantes albos, sostienen un cetro dorado y en la parte de arriba del remate va cogido el escudo de la Ciudad, que sostiene envuelto con un lienzo blanco muy fino y transparente, y oculta la cara con un antifaz blanco; todos los momos van danzando con castañuelas, al son de la dulzaina y el tamboril».

Para J.G. Atienza, la Moma «es una danza pantomímica, que representa una pequeña historia: el asedio y ataque de los siete Pecados Capitales, los Momos, capitaneados por la Soberbia, a la Virtud o la Gracia, la Moma. A lo largo de su desarrollo, la Moma es acosada, tentada y fingidamente golpeada, para finalmente vencer sobre sus enemigos?. En la danza actual, la Moma ha pasado a ser una figura casi pasiva, distante y mayestática, que no toma la iniciativa en ningún momento, y siempre es guiada por el único jefe visible de los momos, el pecado mayor o Soberbia?»

Los folkloristas y musicólogos Salvador Seguí y Fermín Pardo explican su coreografía así: «Los Momos van delante del Capellá de les Roques abriendo cortejo, expresando el pensamiento de que no puede haber Bien sin el Mal. Siete son las figuras de la acción. La Soberbia se despega de la Moma y recorre la hilera de sus secuaces en zigzag, todos le siguen y forman un círculo que encierra a la Moma, giran en derredor de ella, pero no pueden seducirla. La Moma levanta su cetro y les echa hacia atrás, le tientan todos los pecados, vuelven a fracasar. Forman los Momos al final un pasillo por donde pasa la Moma, el Pecado Mayor toma a la Moma de la mano, la Moma se humilla ante los Pecados, fracasados se inclinan ante la Moma, que con su cetro toca a los Momos, los cuales caen arrodillados. En conclusión, la Virtud siempre vence al Mal quiere decir esta danza».

En 1900, el músico Salvador Giner (1832-1911) compuso y estrenó el célebre poema sinfónico «Es chopà hasta la Moma», inspirado en un poema de Luis Cebrián Mezquita, que relata musicalmente un incidente meteorológico ocurrido en una de las procesiones del Corpus en el siglo XVIII: Una fuerte tormenta con gran acompañamiento de rayos, buenos y granizo interrumpió la procesión, refugiándose los participantes en las casas del itinerario. La Custodia con el Santísimo fue ingresada en la Iglesia de los Santos Juanes hasta que pasó de largo el nubarrón y regresó la calma.

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