La realidad, a veces, aturde y se atasca: para eso está la literatura. Una vez conté las peripecias del bautizo de mi ahijada Sabina Hervàs, que va para actriz y ya ha interpretado a un personaje de El caballero de Olmedo, con voz potente y bien timbrada, escribí aquello, digo, y un paisano comentó: «¡Qué cosas más raras se le ocurren!». Pero lo que contaba era cierto y ni siquiera era todo. Ahora, Houellebecq imaginó una Francia gobernada por un líder musulmán moderado y resulta que en Badalona „que nos cae más a mano„ ha salido elegida concejala Fátima Taleb, musulmana de velo. Fátima se ha apresurado a defender la multiculturalidad, que si es de lenguas, tradiciones y creencias, me parece bien, pero con una sola ley: la de la república.
La corrección política sólo es otra forma de cobardía, aunque Monedero no debiera decir que los de Ciudadanos son unos pijos „bueno, si es para compactar a las huestes, pase„ porque pijos, pijos de aerobic y club de campo, son algunas de las personas de más bondad, talento e iniciativa que he conocido. No ignoro que hay pijos con la cabeza rellena de aire, pero eso ocurre también entre el proletariado y las clases pasivas. Pasa como con ese señor, Matías Alonso, que ha dicho eso de que no hay que tratar con Compromís porque son catalanistas. Ya tardaban ¿Y qué? Como dice Joan Ribó, tráete la bandera que más te guste y goza del modo que sepas, seas red neck, supermamón o del Betis.
Hemos vivido años de petrificación, pero ahora el riesgo es de naturaleza diarreica. Por ejemplo: los antitaurinos catalanes que atacan las corridas, pero defienden los bous al carrer, son un poco enrevesados: si es por no parecerse a España, tranquilos, los toros son ibéricos, hispánicos, tanto que llegan a Arles y México DF. Ni las cacerías (controladas) son malas per se (sino una fuente de ingresos y de saneamiento del ecosistema), ni los animales son sujetos de derecho (tendrían obligaciones), salvo que se demuestre que ser simio es otra forma de humanidad, en cuyo caso, que hagan concejala a la mona, a ver si no se come todos los plátanos.
