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Anclados en lo suyo

Por qué si hay corrupción en todos los partidos se destacan más los casos que afectan al PP? ¿Será un problema de comunicación? Así de claro pregunta Ernesto Sáez de Buruaga a Cristina Cifuentes en TVE, haciendo honor al nombre de su programa. El presentador es más fiel a la línea argumental del partido de Rajoy que la candidata madrileña, que incluso hace autocrítica citando al innombrable Bárcenas. Como ella no entra al juego, es Alfonso Rojo quien ahonda en el aguirrismo: mal hacen Alberto Fabra y los que se marchan tras ganar las elecciones. El Alcázar no se rinde.

El timonel Buruaga escora la nave a estribor sin disimulo, no solo en la selección de invitados, que para eso atraca en la tele pública. Dice que ha fallado el contertulio del PSOE pero no la ciudadana Carolina Punset, encantada de arremeter contra los nacionalismos a cuenta de la pitada al himno. Ella ve a Manuela Carmena como una mujer de orden, entre comillas (sic), mucho más tolerable que a Ada Colau «y su lista llena de independentistas». Alguien ha pensado en la calle Génova que hay que contrarrestar tanta televisión Al rojo vivo y tanta tertulia a babor. Que la audiencia no acompañe y se acelere el naufragio de La 1 solo son daños colaterales.

Para hablar de pactos proponen el hastag #LíoPolítico, que cosecha en Twitter sobre todo críticas al programa. Por la red circula también un guasón #BurundangaTVE mientras se alerta de una alianza del PSOE con Podemos, que «está más lejos del centro que Le Pen (padre)» según Alfonso Rojo. Y así sigue la cosa hasta la entrevista grabada a Alfonso Guerra, tan amigo de lanzar aforismos: «Cuando oigo a una persona decir que no es de izquierdas ni de derechas, siempre es de derechas, seguro». Un argumento para cuando los mandamases de TVE defiendan que Así de claro es imparcial.

COMEDIA TÓPICA. Con esta competencia, más fácil se lo ponen a Anclados para liderar la noche de los lunes con la boina. Telecinco querría que su nueva serie fuera Aída, pero no llegará a tanto por mucho que explote la receta de siempre: humor de sal gruesa, sin pretensiones, en el que se amontonan tópicos chistes de gitanos, de inmigrantes, de pijas o limpiadoras. La fórmula vodevilesca está más cerca de La que se avecina y resulta viejuna, como diría Joaquín Reyes, metido en este proyecto en el que no cabe su lado chanante. Probablemente a Mediaset le da igual. Dame espectadores y llámame lo que quieras, que por algo Telecinco está anclada al liderazgo de audiencia desde hace nueve meses. Si le preguntan a Paolo Vasile, podría citar a Franco: «Haga como yo, no se meta en política».

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