Los recientes estudios publicados por la NASA han llamado mi atención. Uno se centra en el hecho de que el aumento de las temperaturas registrado a finales del siglo XX a escala global ha quedado prácticamente parado en todo lo que llevamos de siglo XXI. No quiere decir que haya habido una bajada sino que las temperaturas han quedado paradas en ese punto alto, no han ido a más, no han cumplido con lo que predecían los modelos. Algunos lo llaman "La Pausa" y lo justifican en la interacción con factores naturales como la radiación solar que, al disminuir, haya evitado la subida provocada por los gases de efecto invernadero de origen humano. Otros dicen que ese aumento se ha trasladado a los océanos y ello explicaría que siguiera disminuyendo, por ejemplo, la superficie de hielo en el Ártico. El ozono estratosférico, ese que tiene una concentración un poquito mayor a unos 25.000 metros de altitud y que hemos llamado pomposamente capa, debatiendo si desaparecía o no y por qué, actúa, indiscutiblemente, como protector frente a las radiaciones ultravioleta que pueden provocar, por ejemplo, cáncer de piel. Pues bien, ese mismo gas que no debe desaparecer en la estratosfera por nuestra culpa, en la troposfera, es decir, por debajo de los 10.000 metros de altitud, donde estamos todos los seres vivos, menos los astronautas, y donde es el hombre el que lo genera en buena medida con su actividad, es responsable de muchos problemas de salud, que pueden estar detrás de muchas muertes, y es claramente nocivo, como no lo es el otro gas popular e inocuo, el CO2. Resulta que, además, ese gas también tiene un potente efecto invernadero pero es más difícil de medir y se genera cerca de donde se produce, básicamente en los países desarrollados del Hemisferio Norte, y no en el básicamente despoblado Hemisferio Sur. Un estudio de la NASA ha determinado que entre un tercio y la mitad del aumento de la temperatura del Hemisferio Norte puede tener que ver con el aumento en su concentración, de origen claramente humano. Si tenemos en cuenta que la temperatura aumenta mucho más en el Hemisferio Norte que en el Sur y que, mientras el hielo ártico disminuye el antártico no deja de crecer, nos podemos preguntar: ¿Y si el hombre tiene la culpa de la subida de las temperaturas pero por el ozono y no por el CO2?