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El nuevo ciclo

Ahora resulta que Antonio Montiel pone condiciones para apoyar la candidatura de Ximo Puig. Mientras que el porta de Podemos sale por peteneras en su reunión con el nuevo presi de las Corts, previamente Alberto Fabra se había sacado de la manga que su grupo se abstendría en la investidura del eterno rival por lo que poco después su propio partido tuvo que decir que ni hablar del peluquín. Se especula con que, como la ronda siga por estos registros, Francesc Colomer se meta a monje. Y no habría que descartarlo porque paralelamente a que la formación que proyecta Pablo Iglesias y padece Manuela Carmena advierte que «supeditamos nuestro voto a comprobar que las herramientas, los nombres y el diseño final se adecúan al acuerdo establecido», la misma plebe que deja lo de Puig en suspenso apoya que «puedan acortarse los plazos para la investudura». Faltaría más: esto, lo contrario, para acá, para allá y lo que haga falta con tal de que entre en 140 caracteres.

Y, claro, así no es fácil que el arranque de legislatura por el que todos abogan se encuentre a la vuelta de la esquina. Primero se especuló con que fuera el 24 y a mí me extrañó porque escoger de entrada ya la cremà tiene su aquél. Ahora vamos por el día después, pero a saber. El caso es que cuando Mónica Oltra salió de la cita con el secretario general del pesepevé enumerando las carteras que se pide con Montiel lejos de la comida a verlas venir, podía aguardarse lo que ha sucedido. El erupto de quien espera y desespera y el empacho de quien lo quiere todo porque desde el 24M está que arrasa. De hecho, en estas horas decisivas en que ese paciente señor de Morella tomó un pescadito y Alicante ha entrado en Hogueras al son de un posible referéndum del tripartito por ver si la declara ciudad antitaurina, Oltra, que no se priva, lo que se pidió fue rabo de toro. Cómo viene la fiesta.

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