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Más verde cada día

He estado leyendo la distribución por áreas del nuevo Ayuntamiento de Valencia y la verdad, me he hecho un lío, claro que en algunas el tema clave parece ser la doble responsabilidad, tanto monta monta tanto, o bicefalia. Como lo verde es moda „el papa Francisco lo ha redimido y lo ha hecho aconsejable„ ante el deterioro del mundo, o de la madre Tierra, vamos a cuidar la huerta o el campo (lo aconsejaba Voltaire en Candide). Recuperemos lo que queda del desastre, como recuperamos lo que pudimos del Saler o hicimos a «la mare del riu» verde («Volem el riu verd» es tan mío como «Amunt València»).

Cuidado con los errores de la concejala Arjona, sin plan ni concierto, plantando a lo loco o comenzando por delante de casa de María Consuelo Reyna. Porque nada mejor que un nuevo jardín al lado de otro (Viveros o del Real), y el resto, que espere. Y nada como destrozar la avenida con un falso jardín versallesco intransitable, esto más reciente y a enmendar.

Queda lo de Ricard Bofill, caro de mantener pero elegante, con el puente del yerno de mi tío, Monfort. Y tal vez habrá de continuarlo, pero más al norte, más allá del Veges Tú, tan vilipendiado, coronado por el Parc de Capçalera, un negocio de Cotino&Cia. Sí, porque está pendiente el Parc del Túria, pensado por un gran experto de Harvard, hilvanado por González Pons y Rafael Blasco, pero no realizado, nada. Preguntar a Tito Llopis, experto. ¿Hay que expropiar la Vallesa de Gándor? ¿O solamente abrir su uso al pueblo?

Pero como el aire que respiramos es tan importante como el agua que bebemos (no la del grifo, a ver si mejora algo), que se controlen las emisiones, de coches viejos y de calefacciones y cómo no, de la EMT. Porque de lo contrario es peligroso para la salud ir en bicicleta y cuando más respiras más te envenenas. Y lo del aire tiene que ver con los vertederos, que en días de Poniente nos afligen como respiraderos del infierno.

Recuperar la Punta o lo que queda de huerta, ¡ai, mare! ¿Quienes protestaron cuando Nieto se la comía cruda o Lapiedra y Tomás construían a destajo edificios horrorosos firmados por arquitectos desencaminados? ¿Qué hacían las huestes de David Hammerstein y Ribó? Quiero ver cómo recuperan Natzaret para el pueblo como la Malva-rosa (se ha conseguido que se escriba bien, gracias Pilar Tortosa). De esto hablaremos más.

Podemos quitar todos los maceteros horrorosos, ahorraremos en riego, en flores y en tropezones desgraciados. Los de granito son especialmente horteras (hay un mal del granito aquí, deben seguir la pista de las facturas de la cantera). Los de Pepita Ahumada eran de pecado mortal. Mal gusto o interés.

Quién soy yo para ponerles tarea, pero no hay nada nuevo, comoescribí en Las Provincias, en 1974, en Levante-EMV, desde 1982 y en otras partes, yo sigo. A ver si en cuatro años se consigue algo.

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