Los que luchamos desde hace años por conseguir que nuestros hijos se comuniquen y aprendan con ordenadores, programas adaptados y accesos tecnológicos inimaginables, forzados por los designios del destino „que por cierto somos legión„, estamos flipando con el asunto de las tabletas ultrabooks y los 99 iPhone 6 que pretendían comprar las Corts. Ya lo remarcaba Julio Monreal el pasado miércoles, al reprochar a los nuevos gestores falta de mesura en la compra de los teléfonos de última generación, así como el mantenimiento del comedor privado y subvencionado al precio de 5,65 euros.
Pues bien, estas tabletas deben comprarse. Sí, deben comprarse ya y sin demora, porque la están reclamando cientos de niños con disfunción que tienen verdadera necesidad de comunicarse y acceder a los contenidos curriculares y que al no poder hacerlo quedan condenados al analfabetismo. Los que hemos conseguido aplicar con éxito tecnología avanzada a la disfunción de nuestros hijos lo hemos hecho sin ayuda pública y defendiéndonos de la ignorancia y sobre todo de la indolencia de los gestores anteriores, a los que tuve ocasión de mostrarles la necesidad de tomarse en serio la comunicación alternativa como un derecho de toda persona que la necesite. De modo que a los nuevos gobernantes les digo que iban por buen camino, que esas máquinas son necesarias para el desarrollo como personas de pleno derecho de muchos valencianos. Cómprenlas y llévenlas a los colegios para que muchos alumnos accedan a la red, estudien, lean, se comuniquen con voces sintéticas o accedan al mundo de la cultura y el ocio a través de la mirada, del tacto o de la voz. No es ciencia ficción, sino necesidad histórica en todos los centros de educación especial. Si la vocación social ha propiciado el giro político, no la pierdan de vista a las primeras de cambio.
