Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tres cuadros en raya

Por estas fechas prefiero escribir sobre amigos y conocidos o sobre las cigüeñas. Pero el arte es un refugio para las almas complicadas. Así que mientras otros piensan a lo grande, en Zurbarán, y media Valencia sigue llena de Sorolla y Benlliure, me topo con Marcus B. Burke, de la Hispanic Society; mejor dicho, él me busca a mí y como en Muerte en Venecia, el director de un hotel lo trae a mi mesa. Él cree que no me conoce, pero yo le conozco bien a él, le hemos hecho rico. Nosotros mientras, nos hemos arruinado. Podríamos estar leyendo Cómo escribí doctor Faustus, de Thomas Mann, como hace mi amigo Amadeu Fabregat. Lo que me contó es para un reportaje, o daría para una novela de Graham Greene o de Joseph Conrad (sí, eso leo, Heart of Darkness).

Mientras hablamos sobre Robert Wise, que fue su profesor, me dejo ir por otra senda y pienso en qué ocurre en Valencia con algunos cuadros importantes. Supongo que Pescadoras valencianas, que Manuel Girona compró para al Diputación de Valencia y depositó en la antesala del despacho de Joan Lerma, sigue ahí. Pero yo que lo vi desembalar, preferiría verlo en una sala del San Pío V. Si Paz Olmos „o quien la inspira en la sombra y que padece sorollitis aguda„ pensara, lo hubiera reclamado. El horno no está para bollos ni ella tiene fuerza moral para esa hazaña. El incombustible no se hubiera atrevido con los del PP, que le han dejado cortar a su antojo y cambiar de modelo sin justificación.

El otro cuadro que me trae de cabeza es La familia (en un interno), del mismo Sorolla y que el nuevo alcalde ha prestado para que viaje por esos mundos. Yo no me opongo, de entrada. Pero antes de viajar lo habrían de admirar los valencianos y la alcaldesa casi eterna lo tenía de rehén. Blanca Pons Sorolla es muy lista, ella se lo lleva, pero nunca se lo pidió a Rita. Que yo sepa, lo prestó una sola vez, a Tomás Llorens, y casi llegan a las manos. No volverá hasta 2017 y va a Madrid y Munich con la muestra Sorolla y París. La bisnieta del pintor siempre cobra por lo que hace, sea prestar obra, hacer de comisaria, vender obras, expertizarlas, dejar publicar las cartas a Clotilde García (un pastón)... Forma parte de un clan muy aprovechado. Pero no quiere que haya obra del Museo Sorolla prestada en depósito en el Centre del Carme. Eso depende del Patronato y ahí manda el ministerio de la cosa.

He oído que vuelven a pensar si reunirán las tablas de las portezuelas del Juicio final de Vancke Van der Stockt, de la que fue capilla de la Casa del Comú. La mitad las tienen en un sótano a ras de tierra en el depósito de agua de Mislata? una cacicada. Pasa por ser el museo de Historia de la Ciudad. Si odian la historia y deshicieron el del Palau de Berbedel y convirtieron en pinacoteca (por cierto ¿tiene director o desde que se jubiló Miguel Ángel Catalá, nada?). Que presenten proyecto y se siga el código de buenas prácticas, como en otros museos.

Compartir el artículo

stats