Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Que fluya la magia

Antonio Díaz es una estrella incontestable en lo suyo. Pero 48 horas con El Mago Pop se hacen largas si la magia con el anfitrión no fluye. Y eso pasó en el debut de este formato en Discovery Max: el piloto Jorge Lorenzo se desenvuelve mejor trazando curvas con la moto en un circuito que encajando los trucos y el guión del programa. Desde el desayuno el ilusionista pop hace levitar vasos y crecer galletas, pero el motociclista no tiene apetito. Es evidente que algunos famosos aceptan peajes mediáticos solo por la promoción, pero el espectador agradece que, al menos, se camufle el compromiso. No hace falta que el mago acompañe a Lorenzo a un evento publicitario organizado por la marca de relojes que él anuncia porque se pierde la magia. Casi por completo.

Mejor fluyeron las cosas en el segundo especial de 48 horas, cuando el mago se fue a casa de los hermanos Roca, al mejor restaurante del mundo, donde también hacen magia gastronómica y de la buena. La sonrisa de Jordi Roca, el genio de los postres, encaja mucho mejor con Antonio y comparten trucos sentados a la mesa. Cada uno los suyos, tan ilusionados con los platos como con el ilusionismo.

Un buen detalle del programa es repetir los trucos a cámara lenta. Como aquellas repeticiones de las mejores jugadas del partido. Porque dan ganas de descubrir el truco que nos engaña en nuestras narices. Este formato de El Mago Pop pasando dos días con famosos no superan lo que ya hacía antes en la tele pero acrecienta el estrellato del Dynamo español. Puestos a ponerle pegas, insisto en mis convicciones: le falta el rock and roll gamberro de Juan Tamariz o el gran truco de Copperfield: ligar con la Schiffer. Seguiremos pendientes.

Compartir el artículo

stats