La serie del verano por excelencia es Verano azul, claro está. La obra de Antonio Mercero y Antonio Ferrandis ya es un clásico que TVE repone cíclicamente, con una lógica sentimental que dispara la nostalgia de los niños de la democracia. Pero la lógica de los tiempos cambia y el estío trae ahora un aluvión de series norteamericanas, programadas con ilusión de engancharnos pero con dudosa fe. Con estas olas de calor el televidente solo espera la tormenta y poder dormir. A lo que vive enganchado es al aire acondicionado, el ventilador o el abanico.
Las grandes cadenas guardan las mejores ficciones para épocas de más consumo televisivo, así que la parrilla estival se vacía de series españolas, sin un Chanquete que llevarnos a la boca. El verano pasado Telecinco sorprendió para bien con El Chiringuito de Pepe. Pero funcionó tan bien que la guardaron para septiembre por exceso de éxito. Así que este año prefieren reponer a Antonio Resines con su Aquí Paz y después Gloria. Como ya funcionó regular mal en invierno es casi imposible que triunfe ahora.
Con tan buenas series norteamericanas que recomienda todo el mundo y aquí nos pasamos el verano estrenando series B hasta en prime time. Antena 3 se atrevió a programar en horario estelar Transporter, un producto más bien para domingo por la tarde. El batacazo fue tan grande que la han trasladado a La Sexta. Allí ha funcionado Extant, con Halle Berry. Pero emiten capítulos de dos en dos y la temporada no ha llegado ni a agosto. La oferta decae tanto que The flash es lo más visto la noche de lunes y ni siquiera reconozco al superhéroe del cómic. Aunque eso sí, liderar la audiencia con tan poco músculo es hazaña superheroica.
