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Temblar en agosto

A mí en verano me da por temblar. Es una de esas épocas del año en que me gusta ver películas o series de terror. La otra es Navidad, no me preguntéis por qué. En verano tengo mis favoritas de las que ya he hablado por aquí, pero que vuelvo a traer de colación porque tengo lo que los periodistas llamamos «percha de actualidad», es decir, una excusa. El estreno el pasado sábado de la segunda temporada de Penny Dreadful en Canal + Series con un doble capítulo y la renovación para una tercera temporada de The Strain me permiten traer a colación de nuevo estas dos pequeñas joyas, más o menos infravaloradas y obviadas por el gran público seriéfilo.

La primera de ellas da otro sentido a la palabra terror gótico. Los que crecimos fascinados por Drácula, Jekyll y Hide, Frankestein o el hombre lobo de la Universal vimos, hace un par de años, nuestros deseos colmados cuando se estrenó Penny Dreadful, cuyo primer capítulo dirigió Juan Antonio Bayona y que pasa desapercibida entre los críticos televisivos y las grandes galas de premios pese a tener una absolutamente enorme Eva Green. La segunda temporada es aún mejor. No os la podéis perder.

Más o menos es lo mismo que pasa con The Strain, ese cuento de vampiros pergeñado por la muy brillante y muy enferma mente de Guillermo del Toro. Acaba de ser renovada por una tercera temporada mientras la segunda coge fuerza y velocidad de cara al final. La trilogía Nocturna en que está basada la serie da para grandísimas temporadas que nosotros, los fans de The Strain, esperamos con ganas.

Y si os apetece una película de terror buena de verdad, me permito el lujo de pasarme a la gran pantalla y recomendaros Purgatorio, cinta española protagonizada por Oona Chaplin. Nunca los niños fueron tan aterradores. Ni en El Orfanato. Ni en ¿Quién puede matar a un niño?

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