Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Julio Monreal

Mascotas a bordo de la EMT

La anunciada modificación de la ordenanza de tenencia de animales para que puedan utilizar el autobús urbano de Valencia en determinadas condiciones permite presagiar un intenso debate

Uno puede estar de acuerdo con la nueva concejala de Bienestar Animal de Valencia en la medida anunciada por Costa Rica de cerrar todos los zoos y liberar a los animales que estén en condiciones de volver a la Naturaleza. Lo de cambiar las normas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) para permitir que las mascotas utilicen los autobuses públicos es otro cantar, y a buen seguro se convertirá en elemento de intenso debate ciudadano, del estilo del suscitado por el permiso, ya extinguido, para que los ciclistas circulasen por las aceras.

Desde que el concejal Manuel del Hierro anunció hace 25 años que todos los autobuses urbanos tendrían aire acondicionado no se producía una novedad tan revolucionaria en este servicio público. Gloria Tello plantea ahora que las mascotas de menos de diez kilos puedan viajar en la EMT siempre que lo hagan en un transportín, como los que se usan para los aviones, y abre la puerta a animales de más peso en zonas especialmente habilitadas en el autobús que están siendo estudiadas.

La sensibilidad hacia los animales de compañía ha cambiado mucho, para bien, desde 1991, año en que fue aprobada la última ordenanza, como subraya la concejala. Sin embargo, su modificación tendrá que resolver en primer lugar si los animales tienen los mismos o menos derechos que los ciudadanos en el autobús. Un perro caniche o un gato persa en un transportín pueden no ser un problema, pero el abanico de las mascotas se ha abierto mucho en estas décadas, y ahora la gente pasea hurones, iguanas e incluso cerdos vietnamitas. Poner coto al autobús por especies será un problema. Todos son animales de Dios, todos con derechos, todos mascotas. Sin salir de los canes, ¿podrá subir el de un perroflauta comido por las pulgas o las garrapatas? ¿El conductor es quien tendrá que verificar el estado sanitario de la mascota?

Jubilados, embarazadas, madres con niños pequeños o personas alérgicas pueden sentirse molestos o afectados por la proximidad de un animal de compañía en el espacio reducido de un autobús en marcha, por no hablar de quienes libre y voluntariamente han decidido existir sin la cercanía de otro ser vivo no humano. El debate está servido.

Compartir el artículo

stats