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Un tiempo seminuevo

Me fascina que los sabios del marketing hayan logrado popularizar el adjetivo «seminuevo» para promocionar el vehículo usado de toda la vida. Un concepto tan discutible como pudiera ser «casi virgen», para entendernos, que ojalá hubieran utilizado para rebautizar en Cuatro la nueva etapa de Un tiempo nuevo, el programa de debate y actualidad que fracasó en Telecinco y se ha trasladado a la segunda hermana de las cadenas Mediaset. Porque ya no es tan nuevo el tiempo de un formato vencido por su referente y consolidadísimo rival: La Sexta noche. Es cierto que Silvia Intxaurrondo resulta una presentadora más adecuada que Sandra Barneda pero también es evidente que necesitaría la ayuda de Francisco Marhuenda y Eduardo Inda, personajes que siguen de guardia el sábado noche en La Sexta aportando el ingrediente clave al debate: espectáculo.

El programa se atrevió a debutar la semana pasada, en agosto, obligado a apostar más por la sociedad que por la política, como hubiese hecho la mismísima Ana Rosa. El crimen de Cuenca para empezar y muchos directos, hasta en Rumanía, antes de debatir sobre el veraneo de Rodrigo Rato y Manuela Carmena. Yo diría que el menú resultó demasiado recalentado para llenar más de cuatro horas, publicidad aparte. Y claro, la audiencia tampoco acompañó demasiado en tan larga travesía.

El tema propio y espectacular para el debut en Cuatro se grabó en la Comunidad Valenciana: una fiesta rave en Gata de Gorgos que consiste básicamente en pasar 72 horas a base de música, alcohol y drogas, tal vez no en ese orden. Aclaran, como si hiciese falta, que allí «no hay límites ni leyes». Para los debates madrileños del sábado noche somos el far west al este del mapa.

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