Mientras Al Gore y Greenpeace recorren el planeta desgañitándose para que la humanidad se convenza del peligro que supone la contaminación, las compañías aéreas bajan los precios y divulgan mensajes hábilmente preparados para que la gente pierda el miedo a volar. Todo el mundo sabe „y sobre todo las empresas aeronáuticas„ que ningún vehículo deja en el aire más partículas nocivas que los aviones, pero el negocio es el negocio, y si las multinacionales automovilísticas, que lo tienen más o menos asegurado, sólo dedican pequeñas porciones de su publicidad a mostrar los esfuerzos que hacen para que sus coches despidan menos carbonilla, las aerolíneas, que andan a mordiscos para quitarse clientes unas a otras, obvian por completo el asunto y se dedican a lisonjear el bolsillo del ciudadano con fabulosos descuentos y a regalar su imaginación con imágenes paradisíacas. Un caso flagrante de indiferencia por el medio ambiente que, al principio, hizo de mí un pesimista en esta materia. Yo pensaba ya que, por muchos Greenpeaces y Al Gores que predicaran el reciclaje y la reducción de sustancias tóxicas, la cosa no podía mejorar; estaba seguro de que la muchedumbre de los inconscientes excedía con creces a la de los concienciados; pero ya no lo estoy. La iniciativa de las aerolíneas „precisamente las aerolíneas„ ha sido para mí una revelación.

Ahora veo claro que hay inconscientes que son, en realidad, concienciados de paisano, agentes infiltrados entre los aniquiladores del hábitat para desbaratarles de tapadillo la inercia destructiva. Y la estrategia es tan simple como genial, o es genial por ser tan simple: se trata de poner el vuelo al alcance de todos; de hacer que multitudes ingentes ardan en deseos de surcar la troposfera, la mesosfera y la filoxera; de intensificar el tráfico aéreo hasta que los aires parezcan un avispero. Esto acrecentará de manera tan pavorosa el consumo de carburante que, por fuerza, precipitará la extinción de los perniciosísimos combustibles fósiles. Una maniobra espléndida que nos hará ganar tiempo y nos ahorrará dolencias respiratorias.

En breve diremos adiós a la polución.