En el norte, con muchos días de lluvia al año, los máximos se encuentran muy dispersos, pero algunos observatorios también muestran importantes precipitaciones en los meses otoñales. Ourense, Asturias / Aeropuerto y Hondarribia tienen sus récords diarios en el mes de septiembre. Pero la situación meteorológica, especialmente, en superficie, ha de ser distinta a la que genera lluvias en el levante. Cojamos cuatro observatorios, la citada Hondarribia, dos levantinos como Castellón y el murciano de San Javier y Málaga, instalada en el Mediterráneo andaluz. Sus récords diarios se localizan en otoño. Clave para la lluvia es el aire frío en altura, que genera una situación inestable. Pesa más, tiene tendencia a bajar y será sustituido por aire ascendente. Pero para que llueva, precisamos que ese aire ascendente sea húmedo. Para Hondarribia (24/09/1959), una gran borrasca centrada en el mar de Barents crea un flujo norte - sur que lanza aire húmedo desde el Cantábrico. En los récords de San Javier (4/11/1987) y Málaga (27/09/1957), sin embargo, el protagonista es el anticiclón. ¿Lluvia con anticiclón? Centrado en las latitudes atlánticas más septentrionales, su disposición puede determinar un importante flujo de aire húmedo desde el Mediterráneo que al encontrarse con las sempiternas cordilleras costeras experimenta un importante ascenso, incrementando por el aire frío suprayacente. Castellón, por su parte, refleja bien la otra situación que permite que el flujo oriental sea dominante en unas latitudes de vientos del oeste: una baja presión centrada en el norte de África es la que lanzó vientos que se cargaron de humedad sobre el cálido Mediterráneo del 14 de octubre de 1962: 210´5 litros. Ese mes, 396´6, en un observatorio cuya media es de 467.