Mi paisaje favorito es el rostro humano». Son palabras de Néstor Almendros, el famoso y oscarizado fotógrafo de tantas películas y tantas bellezas del cine mundial. En su trabajo Lecciones de fotogenia se extiende a detalles, incluso con algunos ejemplos como estos: «Isabelle Adjani era casi una adolescente cuando rodó La historia de Adèle H. Su piel era nácar, de una transparencia maravillosa. Otra cara extraordinaria que he filmado varias veces es la de Meryl Streep, que también tiene una piel muy especial, casi marmórea».
La verdad es que a todas nos encantaría poseer la piel tan lisa como el mármol y a la vez tan radiante como el nácar..., o lo más cerca posible de ese ideal, para lo cual proliferan cuidados y tratamientos a menudo muy complejos. Por su sencillez y por muchas razones más me ha interesado vivamente la nueva marca «Verso», seleccionada en exclusiva por «Linda vuela a río», lo que de antemano ya es todo un aval, teniendo en cuenta la exigencia que caracteriza a los refinados perfumes y objetos de la pequeña/gran boutique de la Gran Vía, 31.
«Verso» viene de Estocolmo, con este nombre de raíces latinas que implica una alusión poética al par que una vuelta atrás en el calendario para recuperar o afianzar la lozanía de los años jóvenes. Y enarbola nada menos que una revolución cosmética, con dos bazas irresistibles. La primera: que su fórmula incorpora retinol, ocho veces más eficaz que el retinol normal, por tanto con mejores resultados en la aplicación de la vitamina A y sin sus contradicciones. Y la segunda: que el tratamiento se basa en los pasos fundamentales para el cuidado de la piel, con sólo los productos esenciales; pocos y de fácil utilización, lo que permite ganar ese tiempo que siempre nos falta. Estas cualidades han sido decisivas para su rápida aceptación, singularmente en el competitivo mercado estadounidense. «Verso» nació hace dos años y se vende ya en veinticinco países.
Su fundador y responsable es un compatriota de aquella mítica oleada de suecas bellísimas que llegaron a España en los años 60 como musas de la modernidad. Lars Fredriksson es su digno sucesor: alto, atractivo, con vivaces ojos azules, sonrisa pronta y rostro luminoso, predica con el ejemplo usando los productos «Verso» que „afirma„ convienen por igual a mujeres y hombres. Hasta en su presentación parecen pensados para no desentonar junto a los utensilios del afeitado, lo mismo que al lado de barras de labios y estuches de maquillaje. De hecho, las cajas, tarros y envoltorios „eso que ahora se engloba en el término packaging„ han obtenido ya un importante premio en Suecia, su país de origen donde, como se sabe, el diseño florece y se valora sustancialmente. Fredriksson, tan afable y comunicativo como un mediterráneo, apunta su concepto de la belleza: «No maltratar la piel con productos que no sean óptimos. Envejecer sanamente, de modo natural, y con cuidados sencillos pero seguros».
