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A desalambrar las Arenas

Las grandes sorpresas están a la vuelta de la esquina. Los amores y los odios, el cielo y el infierno nunca han estado tan cerca. Voy a la playa, últimamente a las Arenes y no puedo creer lo que veo, una gran extensión, entre el barrio que construyó El Cano, hace más de 60 años, o eso, y la avenida de Neptuno, dios de los comerciantes playeros, vendedores de polos y melones entonces, clóchinas, sepia y ensaladas sencillas de tomate y lechuga€

Puedo equivocarme, pero esta alambrada monstruosa, indecente, agresiva, imperdonable que separa este barrio de buenas gentes y el mar, debe estar así diez años, por lo menos. Se ha hecho contra ellos y ellos, si no se demuestra lo contrario, tan calladitos, es que lo aguantan todo. Pero si han aguantado al PP 24 años€ La alambrada debe parecerles lo de menos, cómo será lo otro€ Por suponer, supongamos, que cara a la 32 America´s Cup comenzaron las obras y prometieron el cielo y el paraíso juntos y trabajo y dinero y que iban a ponerles en el mapa. Y diez años después los tienen segregados, como antes en el apartheid a los negros de Sudáfrica. Y ni rechistar, que yo sepa. Luego vino la F 1(debemos una pasta gansa y pagaremos, todos y cada uno). Camps, Ecclestone y Aspar, los ases del volante y del despilfarro y de la tomadura de pelo€Y no están en la cárcel, pues no, tienen jueces que son «amiguitos del alma». Una indecencia que puede subleva nuestras conciencias y vacía nuestros bolsillos. Y ahí quedaba este campo de concentración, ahora en pie, desplegado, como mapa de la deshonra, más grande que dos campos de fútbol.

Y si quiero cruzar, y cruzo, por estas calles cuyos nombres resuenan en mí con sabor a Proust, Fuentepodrida, Montant, Chulilla€ He de tomar un camino de cabras o peor, una senda, cuyo acceso es imposible, con gravilla, con tres contenedores delante, con tres fites puestas por un hijo de su madre y con el asfalto mal distribuido, hundido y entre alambradas, con cámaras de vigilancia y contemplo, ¡oh, patria afligida!, restos de chalets modernistas un árbol, una yedra, geranios agotados, y una instalación de tuberías y rocas, de la Autoridad Portuaria colijo (Aurelio Martinez, en nombre de Ernest Lluch, te exijo que dure un día y solo un día más).

Y lo peor, es que la policía nacional si ha de ir al nuevo hotel, casi regalado, ha de dar una vuelta ciclista Valencia y si ha de ir al passeig de Neptú, otra vuelta, todo está tan bien hecho, adrede, cuando lleguen será tarde para todo€ Es la cuadratura del circo. Y todo huele a podrido, las cloacas, los contenedores. Los primeros días de la semana echan lo que sobró y está podrido. ¿Pueden recogerlos antes? Es la nueva ola de la hostelería. Hay que tener genio y figura. ¿Protesta alguien? ¿Los turistas? Quiá€

Y el alcalde va a ese malhadado hotel y reparte doctrina urbi et orbe, como un corcho que flota. No mira, no ve. Como las autoridades que van a pie y ocultan el coche oficial y el chófer que disfrutan, disimulando. Ni cristianos, ni por el comunismo. Eso ya pasó. Son posmodernos y demagogos, unos y otros.

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