Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alfons Garcia

A vuela pluma

Alfons Garcia

Viviendo deprisa

Puede un presidente de la Generalitat no haber visitado el buque insignia del arte valenciano tres meses después de ocupar el cargo? Ha pasado. Y ha tenido oportunidades. El IVAM ha abierto exposiciones tan buenas o mejores como otras que sí que ha ido a inaugurar.

Posiblemente Ximo Puig se ausente por el director, José Miguel G. Cortés; porque tenga algo que reprocharle por el trato a Miquel Navarro, donde estuvo falto de mano izquierda, sí „no parece su mejor virtud„, pese a que la decisión sobre la sala permanente continúa estando cargada de lógica. Pero debería acudir por la institución, si es que todavía cree en ella, aunque eso lo veremos mejor en los presupuestos de 2016. ¿Pueden las galerías de arte contemporáneo celebrar su fiesta de apertura de la temporada, con premio de la Generalitat incluido, y no acudir ningún jerifalte de la conselleria a entregarlo? Ha pasado. Y Felipe Garín tuvo que poner la cara y oír los pitos de algunos que veían en él la viva estampa de la vieja política. Ya, pero ¿dónde estaba la nueva? ¿Puede el más alto representante cultural de esa nueva política desconocer quién es el administrador y número dos del Palau de les Arts dos meses después de conquistar el despacho? Ha pasado. Como si el embajador de María José Català en el teatro de ópera no hubiera sido retratado en prensa en los últimos dos años. ¿Y puede ser que CulturArts, Consorci de Museus o Les Arts, los tan denostados organismos cuando los hoy gobernantes estaban en la oposición (y casi la revolución), continúen sin cambio alguno de rumbo? Está pasando. Que sí, que hay mucho por reordenar „la respuesta tipo a cualquier pregunta„, que la prioridad en el caserón de Campanar ha sido el inicio del curso educativo y que ahora lo urgente es preparar los presupuestos de 2016, pero el inmovilismo para que todo (casi) continúe igual empieza a ser comentario extendido en los ámbitos culturales. Es verdad que son muchos frentes, tantos como las expectativas levantadas, pero el conseller Marzà (& Cía.) habrá advertido ya que la línea entre la ilusión y el desencanto es muy fina. Si era tanta la emergencia escolar, el área de Cultura debería haber ganado estatus propio. Por cierto, el casi de unas líneas más arriba iba por el incendio (figurado) que hubo que sofocar en el Museo de Bellas Artes sin margen para remilgos y filosofías, y por los cambios de rostros en la dirección general de Cultura, de los pocos ámbitos donde ha habido un cierto movimiento.

-Vive deprisa. Tranquilidad. No es el estado que figura en los whatsapp de los gobernantes culturales. Es el título de la última „y sugerente„ biografía novelada publicada en español (Alianza) del único mito del celuloide que puede tutear al de Marilyn Monroe. Hace ahora sesenta años que James Dean murió. La historia es bien conocida y Philippe Besson la presenta en primera persona por aquellos que más conocieron al adolescente eterno. Vemos al niño Jimmy, enmadrado, iniciado en la música y la danza y no en el béisbol. Con nueve años ha de afrontar la enfermedad y muerte de la madre, la orfandad absoluta. Dos mil millas en tren junto al ataúd, de California a Indiana. Un niño injertado en una familia cuáquera que se escapa por la noche para llorar en la tumba de la madre. Un niño capaz ya de ocultar las mayores desdichas y que toda su vida trató de entender por qué ella lo había dejado. Quizá todo sea tan sencillo para entender su biografía. Uno más.

Compartir el artículo

stats