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La excomunión de Jaime I

Los reinos moros de Valencia, Alpuente, Xàtiva y Denia, cuyos solares, con el tiempo, se integrarían en una misma realidad política nacida de la toma, conquista y colonización cristiana del territorio arábigo, es solar de la región valenciana y remonta su origen a la imposición por la Iglesia de una pena de excomunión a Jaime I, a quien se le obligó, además, a iniciar una Cruzada contra dichas taifas para liberarlas definitivamente de los «infieles».

Fue el detonante final de una larga campaña iniciada muchos años antes y desplegada principalmente por los reyes de Aragón, que eran feudatarios de los Papas desde 1069, quienes declararon Cruzadas (los Papas Urbano II y Eugenio III) para recuperar para el cristianismo el territorio islámico en sus ámbitos de influencia. La Corona de Aragón históricamente ha estado muy ligada al Papado. El Señal del Rey y hoy la bandera de Aragón lleva los colores pontificios medievales por concesión del Papado. Inocencio III coronó rey a Pedro II de Aragón en Roma en 1204

Reyes moros y cristianos (castellasnos y aragoneses, cada uno por su parte) iban liándola donde podían con el fin de asentarse o consolidarse en los territorios arabizados. Con anterioridad a estas campañas definitivas, el Cid y el rey Sancho Ramírez se habían aliado en 1092 para conquistar Denia, reino del que dependió un tiempo Mallorca. Mio Cid se hizo con Valencia en dicho año, que fue cristiana hasta 1102. Se tiene constancia de que Ramiro II e Ibn Ganiya, gobernador almorávide de Valencia, firmaron un pacto de no agresión en 1134. En el año 1149, Ramón Berenguer IV firmó otro acuerdo con el rey moro de Valencia Ibn Mardanis, el famoso rey Lobo. Las tropas cristianas aragonesas principalmente bajaron a tierras valencianas desde Huesca. En 1092, se hicieron con Culla, en 1099 llegaron al mar de Castellón. En 1225, intentaron la conquista de Peñíscola. Begís fue ocupada en 1228. Morella fue tomada en 1232 y Burriana en 1233. La cosa iba lenta y desperdigada, entre paseos militares, chalaneos y pactos que bélicas. En 1236 todo se disparó como consecuencia de que Jaime I encarceló a Bernardo de Monteagudo elegido por el Cabildo de Zaragoza como nuevo obispo de la Seo. Al monarca no le gustó el electo, pues quería que fuera consagrado un amigo suyo. Ya tenía antecedentes el rey, pues al obispo de Gerona ordenó en anterior ocasión le cortaran la lengua.

Cayó por entonces gravemente enfermo Jaime I y pidió confesarse por si moría, pero la Iglesia le negó la absolución a no ser que soltara libre al obispo apresado y, además, organizara y ejecutara una Cruzada para conquistar los reinos Moros de Valencia, la cual fue conjurada en abril de 1238 en Teruel, desde donde bajaron a El Puig, donde se unieron a tropas cristianas y en espera del asalto sobre Valencia, ciudad que cayó al no atreverse las tropas del rey de Túnez a desembarcar para socorrer a los valencianos de religión islámica. La ciudad se rindió el 28 de septiembre de 1238, la capitulación se firmó el 30 y la solemne y triunfal entrada de Jaime I fue el 9 de octubre, día de san Dionisio. El desfile de Jaime I acabó en la Mezquita Mayor de Valencia, consagrada ya como catedral cristiana, donde se cantó solemne Te Deum en acción de gracias por venirse la ciudad al cristianismo. El rey fue absuelto de sus pecados y le fue levantada la pena de excomunión, volviendo a ser católico oficialmente.

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