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Recio

Un centenario frustrado

Hoy, 9 de Octubre, se celebra San Dionisio según el santoral católico. Normalmente lo nombramos en valenciano, «Sant Donís», pero muy pocas veces hemos reivindicado su iconografía.

San Dionisio, el primer obispo cristiano de París, parece ser que fue decapitado por los paganos siervos del Imperio Romano, y de aquí que se le represente con la cabeza en las manos, igual que otras santas católicas llevan sus ojos o sus pechos en una bandeja para evidenciar su martirio.

Valencia siempre ha huído de esta imagen macabra, más propia de una narración de terror que de un digno patrón de un reino cristiano. Recordemos que la leyenda del jinete sin cabeza fue un tema recurrente en la literatura y en la cinematografía del horror.

En nuestra politología particular debería recordarnos que el Reino de Valencia también fue casi siempre, y prácticamente lo sigue siendo en la actualidad, un país con muy poca cabeza. Así nos van las cosas y así puede que nos sigan yendo hasta que nos reformemos un poco.

Quizás una buena medicina para curar estos males sea enfrentarse a ellos. Recordemos y enfrentémonos al San Dionisio descabezado para intentar ponerle un poco más de «trellat» a esta Comunidad Valenciana en la que vivimos.

Por cierto, este año nos hemos pasado el rato discutiendo si la Senyera tenía que entrar en la Catedral o si tenía que evitarse este parón. Pero lo que nadie ha dicho es que este año, 2015, se celebra el primer centenario del 9 de Octubre como «fiesta nacional valenciana».

Aclaremos las cosas. El 9 de octubre era una celebración local desde1338. Los Jurados del Reino decidieron festejar el primer centenario de la conquista del rey don Jaime, y desde entonces así se vino haciendo con más o menos éxito.

Pero lo que entendemos como una fiesta «nacionalista» o convocación de reivindicación política, sólo se inició en 1915. Entre otras cosas porque antes de esta fecha poco o casi nada de nacionalismo valenciano había habido.

Mientras en Cataluña con su «mancomunitat» de las cuatro provincias catalanas ya estaban soñando con un «Estat Català» bajo el impulso de Prat de la Riba, nosotros estábamos «in albis».

«Lo Rat Penat» sólo se preocupaba de la Regina y las poesías de los «Jocs Florals» como entretenimiento «regionalista» y alardeando siempre de «apoliticidad» - manera muy concreta de ser político.

Fue el doctor Faustí Barberá con su conferencia sobre «Valentinismo» en 1910 cuando azuzó un poco el aire «nacionalista» que cuajó entre los pocos seguidores de «Valencia Nova» y la «Joventut Valencianista».

Fueron estos grupos de jóvenes «nacionalistas» - muy influidos por las corrientes autoctonistas de su tiempo - los que empezaron a manifestarse públicamente aprovechando la bajada de la bandera en aquel lejano año de 1915.

Mientras elaboré mi tesis doctoral sobre el «Nacionalismo Valenciano» que publicó el ayuntamiento de Valencia relegando el título a subtítulo en el año 2006, comprobé fehacientemente que antes de 1915 el desfile de la Senyera era un acto minoritario y «regional». Su vocación reivindicativa empezó en este momento, ahora hace cien años, como se puede comprobar con la simple lectura de la prensa de aquellos tiempos.

Todo ello fue motivado por el primer «Aplec del Puig» que se efectuó en junio de 1915 para intentar salvar este monasterio que estaba en ruinas. Este primer acto valencianista masivo motivó que tres meses más tarde, en octubre, los valencianistas volvieran a la calle y se apoderaran del 9 de octubre como «día nacional» (entonces lo de «diada» no existía).

Total, que entre unas cosas y otras, el primer centenario del 9 de Octubre «patriótico» no ha sido celebrado por nadie, a excepción de este modesto artículo. Desde luego, con razón tenemos un patrón al que le falta la cabeza. ¡Que San Dionisio nos proteja!

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