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Las cenizas de chirbes

Me encanta que la Generalitat haya concedido el 9 d´Octubre una medalla „valor en el mercado: cero„ a un muerto y en cambio nadie en representación de€ (qué?) fuera a su sepelio, ni falta que hacía. Fueron todos/ todas a la de Ricardo Muñoz Suay, antinacionalista, antivalenciano, exestalinista, exsocilalista, íntimo de Rafael Blasco, o de Solana, que se lo impuso a Lerma, de quien era enemigo juramentado, y exíntimo de Bardem que abobimaba luego de él, menudo personaje y su corte de enanos.

Y lo más extraordinario, que sale Juan Goytisolo y pide perdón por no haber dicho antes que era un gran autor. Es algo enternecedor, arrepentirse a tiempo es eso y bendecir el realismo socialista, o crítico, el de un comunista, todavía, cuando a él no le permitieron entrar o le aconsejaron pronto salirse y ha escrito horrores sobre el particular. Y va contra toda su propia obra. Es como si mi amigo Juan Benet resucita y dice que le va «El último dia de Ivan Denisovich», del que dijo pestes en su momento.

Cosas hemos visto, como oir decir a Miguel Ángel Villena (¿quién es este espectro?) o a Antonio Muñoz Molina que nos encontramos ante un gran autor que hacía falta, como lo habrá dicho, seguro, Juan Cruz, ¡ay! Porque éstos, cuando manejaban el suplemento Babelia, no le honraron ni destacaron ni le dieron portadas (ni cuando publicaba en Tusquets ni con Anagrama). Solamente habló bien Molina Foix de «La caída de Madrid». Y por nostalgia.

Vayamos al positivismo, que me enseñó Lopez Piñero, un gran maestro. Según los documentos, en Valencia Semanal, desde «Mimoun» le puse bien y le he entrevistado acá y acullá „en Levante-EMV también„ cuando he podido y he escrito y recomendado su libros de ensayos, según el espacio que me dieron para ello. Tengo por testigo a Rafa Marí, de la competencia, y excomunista, para bien, a quien le hice leer su ensayo.

Qué débil es la memoria o la línea de la honestidad de los oportunistas. Luego de adaptarse a televisión su novela «Crematorio» y batir récords de audiencia, todo el mundo se puso a leerle y elogiarle y hasta su editor se puso al pairo. Ahora lo republica en tapa dura, como si lo embalsamara. Cuando vivía solo, aislado y con cuatro pesetas, en Extremadura o en Simat nadie iba a verle€ Y sobrevivía con sus artículos en Viajar, que eran buenísimos.

Ardo en deseos de que me graben esa gran aportación que harán hoy mismo, al alimón, Carmen Amoraga y Poquet (ésta, cuando Zaplana, Sánchez Carrascosa, o Genoveva, y no sé si Tamarit „¡ay! si el sofá del despacho hablara„ tenía programa de cultura y todo en Canal 9, por su gran trayectoria intelectual en presentaciones falleras). Ellas, por lo visto, han tenido tiempo de analizar su obra estos últimos días y van a deleitarnos con su análisis (¿estructural o no? ¿estilístico? ¿eemiológico? ¿eemiótico? ¿global? ¿transversal? ¿sociológico?). Estas no son las cenizas de Chirbes. Ni las de Gramsci. Humo de pajuelas.

Les recomiendo que vayan, que tomen nota y hagan un resumen, resumiéndolas, igual quedará una reducción de la espuma de la Historia, que no de la literatura. Se admiten apuestas. Y a Chirbes el sistema le importaba un pimiento, acertó al ir a la suya.

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