Mientras el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, en acto presidido por el ministro de Educación, Cultural y Deportes del gobierno de España, Iñigo Méndez de Vigo, entregaba al vicepresidente de la Federació de Pilota Valenciana, Enrique Sanicobaldo, la medalla de bronce que acredita el ingreso en la Real Orden al Mérito Deportivo, el presidente de la FPV y de la CIJB, José Daniel Sanjuán escuchaba en Argentina un rosario de quejas de las delegaciones sudamericanas por las interferencias negativas de la FIPV donde es dueño y señor García Angulo que lleva decenas de años de presidente de la Federación Española de Pelota. No se le conoce otro oficio.
Este personaje surgido de las entrañas de un territorio con tanta tradición de pelota como Ciudad Real no quiere enterarse de que hace ya más de 30 años que no tiene superioridad jerárquica sobre los movimientos de la pelota valenciana. Así como el señor presidente de la Federación Española de Tenis no se mete en cuestiones de pilota valenciana, así debería hacer el señor Angulo. Pero no. Parece altamente obsesionado en cortar las alas al movimiento de la pelota valenciana.
La medalla de ayer es de un extraordinario simbolismo porque, así lo esperamos, es el primer paso para que la Federació de Pilota Valenciana, tenga el reconocimiento del Estado y lo tenga con todos los efectos. Y el primero sería el reconocimiento por el COE, las ayudas que merece en legítima justicia y el apoyo a su expansión. Eso debe ser lo normal. Lo otro, las políticas presididas por la negatividad, dispuestas a ensuciar y a separar y no a unir en la diversidad no deben tener espacio en el futuro. Están fuera del tiempo.
