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Sudar la fama

Ya es invierno en el Planeta Calleja, que ha arrancado temporada en la Noruega ártica con David Bustamante. Otro programa que vive de los famosos sí, pero exigiendo al invitado un esfuerzo muchísimo mayor. Nada de sentarse a tomar café Al rincón para desnudar intimidades En tu casa o en la mía. Aquí, junto al montañero más simpático de la televisión, no hay metáforas que valgan y se desvisten de verdad para meterse en la nieve o en el mar helado. El cantante no tiene problema en enseñar tableta abdominal, que para eso la tiene. Pero hasta ese hombretón forjado en el andamio pide clemencia cuando Jesús Calleja lo pone a escalar una cascada de hielo. El que tiene miedo a las alturas ya sabe lo que le toca: vértigo de profesional.

El formato de Cuatro explora los límites físicos y psicológicos de las celebrities, en un reto personal mucho más allá de echar un bailecito a lo Soraya o una carrera al esprint con Ana Rosa. El famoso en cuestión pone su integridad física en manos del equipo de televisión y eso son palabras mayores. Todos acaban pareciendo amigos de Calleja de toda la vida, cómo no, porque determinadas situaciones de riesgo te llevan al síndrome de Estocolmo por lo civil o por lo criminal. Todo sea por la promoción y la aventura, que no tienen precio. Aquí, como en la serie Fama, saben que la popularidad cuesta mucho y están dispuesta a pagarla con sudor.

En estos casos siempre pienso en el trabajo invisible de los cámaras. Para que veamos a Bustamante, por ejemplo, suplicando que lo bajen a lugar seguro, hay un reportero y escalador anónimo que solo saldrá en los selfies de su Facebook. La tele suele ser muy ingrata. Lo contrario está Al filo de lo imposible.

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