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Bautismo acerca a padrinos

Qué nombre se debe dar a lo que está ocurriendo en Cataluña, es decir, a la verbalización de la independencia por responsables de la Generalitat? Hay quien se ha apresurado a llamarlo «golpe de Estado», o, en tono más cauto, «golpe al Estado». Hay quien usa «motín». No veo en el mercado semántico «pronunciamiento», que sería el término más propio, aunque es verdad que una palabra significa también por su historia, y el XIX español abunda en «pronunciamientos» que acabaron fatal (si bien eran realizados por militares con mando en plaza). No sería adecuado tampoco «asonada», que denota algo más callejero y a veces violento. ¿Bastaría con «proclama»? Un bonito (e improbable) juego: que las dos partes se reunieran con el compromiso de no levantarse de la mesa hasta darle nombre a la cosa. Si lograran un primer consenso de tipo semántico a lo mejor abrirían el camino a todos los demás.

Confiemos en que sean muecas. En el asunto catalán compiten dos estrategias: la de los secesionistas, que está diseñada al detalle, y va golpeando en los puntos de dolor del contrario sin dar tregua, y la de los constitucionalistas, que por ahora reside simplemente en sacar del área como sea los balones que llegan. Es una escena típica del asedio a cualquier fortaleza, con golpes de efecto de los asaltantes para amedrentar a los moradores del castillo y una defensa basada en la fortaleza de los muros, que no son otros que la Constitución y el imperio de la ley por ahora existente. Aunque ese tipo de refriegas al final se resuelven en una puja corporal, para ocupar la plaza o para desalojarla, es mejor pensar que en el fondo nadie quiera llegar a un lance así, y que las muecas y alardes de musculatura de los púgiles vayan dirigidas a sus electores respectivos en la cita del próximo diciembre. Mejor pensar esto.

La escapada. Hay un modo de jugar los partidos, esperar el fallo del contrario y aprovecharlo. Si esa fuera el modo elegido por el registrador Rajoy para el crucial encuentro (desencuentro) catalán, el fallo habría tenido lugar con la «fuga hacia delante» de la proclama del Parlament. Tomo la expresión «fuga hacia delante» de Enric Juliana, coautor del manifiesto mediático catalán tras la sentencia del TC recortando el Estatut, que ha sido el pistoletazo de salida del soberanismo. Juliana es el más sabio e influyente analista de esta situación, y su diagnóstico tiene un alcance no sólo descriptivo, sino en algún modo normativo. Con la proclama de hace días, su anuncio de desobediencia a la ley, su desprecio al resultado de la votación del 27S y la entrega al radicalismo antisistema, sus autores han convertido de un plumazo a Cataluña en un problema no sólo para España sino para Europa. ¿Era eso?

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