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Reunión esencial con Montoro

Mañana el President se reúne con el ministro Cristóbal Montoro con el objetivo de conseguir la llegada inmediata de la partida del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) correspondiente al déficit final (no exactamente las facturas) de 2014. Un intento sublime y desesperado para evitar el colapso de la Generalitat Valenciana (GV). Una gestión que debería contar con el total apoyo de todos, con independencia de partidos y de ideologías. Durante esta semana pueden ocurrir cosas muy importantes en Cataluña pero aquí, en casa, hay que tener una idea cabal de lo que puede ocurrirnos.

Antes de entrar en el FLA, insistir en que la inviabilidad financiera de la GV en su actual formato ya era evidente desde hace años. En Valencia, el modelo de financiación autonómica que empezó a funcionar en 2009 no fue ni bien negociado ni mínimamente estudiado por quienes tenían la obligación de hacerlo. Los años de ZOC (Zaplana-Olivas-Camps) enloquecieron al personal. En la GV (igual que en la escala de valores de muchos valencianos) privaba la borrachera inmobiliaria y los ingresos del ladrillo, que se consideraban más que suficientes y duraderos en el tiempo. Quienes gobernaban se mostraban tan ignorantes de la crisis, como en Madrid lo hacía el equipo de Zapatero. Ante las primeras dificultades hubo insensatos (para llamarlos de alguna manera) que actuaron de avestruces con irresponsabilidades que saltarían en poco tiempo, como las facturas en los cajones. Nadie quiso saber que estaba ocurriendo en la GV. Fueron años en los que intentar explicar la situación era un intento vano. Hacer que los valencianos visualizaran lo que suponía enlazar la época ZOC con una crisis como la que todavía sufrimos, rozó el límite de la melancolía. De repente la gente empezó a interesarse por términos desconocidos FLA, Plan de Pago a Proveedores etc. pero entre ciertas élites acabaron con un cómodo optimismo suicida: «acabará arreglándose», «Madrid no tiene otro remedio que sacar dinero de algún sitio», etc. Se equivocaron gravemente y lo que es peor, aconsejaron mal a quien hoy nos gobierna.

Ximo Puig mañana va a pasar un trago que quizás no merezca, pero va a expiar (y el resto de valencianos con él) culpas ajenas, su único fallo ha sido apostar por las falsas expectativas reivindicativas que sus consejeros y compañeros de viaje le han ido sugiriendo. Sin embargo cuando la tormenta está encima, quedarse en el reproche no es útil y al menos uno debe intentar informar de lo que ocurre, con el magro aval de haberlo advertido, con tan poco éxito, como audiencia.

En la rueda de prensa del viernes, tras el pleno del Consell, una inteligente periodista preguntó a la vicepresidenta: Si el dinero que no llega del FLA corresponde a facturas del 2014 ¿por qué afecta tanto este retraso a este crítico final del 2015? No estuvo muy afortunada la Sra. Oltra que en su deambular mental en busca de invectivas contra el gobierno de Rajoy, nada explicó.

Intentémoslo modestamente. El FLA es un mecanismo que ha tratado de ayudar financieramente a las comunidades autónomas (CCAA), sin duda no ha sido la operación Marshall pero las CCAA no se han colapsado y quien lo califique de estafa, como hace el conseller de Hacienda, puede llegar a la demagogia. Otra cosa muy distinta es si el modelo de financiación autonómica, que se alumbró en 2009, es justo o injusto. Discutir más sobre ello sirve de poco.

En su versión actual el FLA persigue tres objetivos:

a) Hacerse cargo de los vencimientos de préstamos que las CCAA no pueden renovar en los mercados.

b) Ayudar a pagar a los gobiernos regionales las facturas de determinados servicios básicos de una lista bien determinada (farmacia, universidades, ayuntamientos, etc.). Es el Consell quien decide mes a mes qué facturas manda al ministerio para que las liquide directamente. Ello explica que, por ejemplo, en Cataluña se haya decidido que las farmacias lleven cuatro meses sin cobrar y que aquí los farmacéuticos vayan cobrando. Es una especie de respaldo sin el cual muchos servicios estarían colapsados.

c) Adelantar los déficits previstos autorizados y mandados a Bruselas: 1% del PIB en 2014, 0,7% en 2015 y 0.3% en 2016. Es importante entender que todos los préstamos del apartado b) se gestionan sobre la base de no superar estos límites de déficit.

Por otro lado y de forma mucho menos explícita, se queda la puerta abierta para que el FLA pueda ser un mecanismo que haga frente a los déficits que superen el autorizado. Puesto que la GV cerró 2014 con déficit del 2.4% del PIB, restado el 1% autorizado, quedaron unos 1.400 millones sin haber sido pagados. Todo déficit acaba convirtiéndose en deuda y sólo el Estado puede enfrentar el de la GV en estos momentos.

De acuerdo con el mecanismo citado, los impagados no deberían corresponder a servicios básicos, pues se supone que sus facturas han sido objeto de los préstamos del apartado b). En consecuencia el déficit acaba a fin de año descansando en determinados conceptos no incluidos en el FLA, lo que explica la aparente contradicción que, hoy, haya déficit de 2015 que está cubierto por estar previsto, mientras que teóricamente existan facturas (más bien apuntes, pues no se entiende que haya proveedores con más de un año de retraso en el cobro cuando se habla de la obligación de hacerlo a 90 días) provenientes del déficit de 2014 que están por cubrir. Este es el juego entre déficit y facturas que la vicepresidenta quizás no supo explicar a la periodista.

Como todos intuimos, el anterior gobierno de la GV hizo frente a las facturas de 2014 con el dinero fresco del 2015 (no sólo de servicios básicos vive la GV) con la esperanza, un tanto ingenua, que a estas alturas el dinero que podría cubrir el 1.4% que superaba el déficit autorizado del pasado ejercicio en un día no lejano estaría a su disposición. La Generalitat Catalana, la otra gran deficitaria entre las CCAA, razonó de la misma forma.

Todo se disparó en un solo día, pocas horas antes de anunciarse la reunión Puig- Montoro, el ministerio daba su punto de vista, que al final es el que vale, por mucho que razonablemente irrite al Consell. Madrid afirma que ha cumplido en sus pagos mensuales tanto en adelantos del déficit previsto para 2015, como en las obligaciones para servicios públicos fundamentales, hasta el punto que hasta el mes pasado, octubre, el FLA había destinado a facturas de la GV, 2.816 millones, la más alta de todas las CCAA.

En referencia a la partida correspondiente a la desviación del déficit de 2014, el ministerio insiste en que estos abonos se producen de forma extraordinaria y no todos los años por lo que no existe ninguna fecha predeterminada para llevarlos a cabo. De hecho el año pasado no se produjo hasta diciembre.

Aquí llegamos al punto en el que el President va a tener que vérselas con una situación que quizás debería haber aclarado a los valencianos. El ministerio informó que desde marzo ya ha venido abonando una parte de la desviación del 2014 (6.054 millones de euros) a todas las CCAA y que el importe restante se abonará en diciembre. Este adelanto fue una novedad de esta anualidad que se tomó para evitar tensiones de liquidez en la financiación de los servicios públicos. El Consell de Ximo Puig afirma que lo que se recibió en los últimos meses del gobierno de Fabra, una parte importante de estos 6.054 millones, no fue destinada a enjuagar los apuntes correspondientes al déficit de 2014, sino a liquidar otras obligaciones en el contexto de las elecciones autonómicas y del cambio de gobierno. Es por ello que necesita urgentemente los 1.380 millones para no colapsar en lo que queda de 2015.

Uno Ignora si el actual Consell tiene razón, sólo tiene la certeza que los impagos por parte de la GV están a punto de darse. La conversación entre Moragues, antiguo conseller de Hacienda (actual delegado del Gobierno) y el nuevo conseller ha sido imposible. No es el momento de buscar culpables, sólo de hacer piña y no estaría de más que a pesar de estar en campaña electoral uno y otro hicieran un esfuerzo para allanar la tarea del president y del Ministro.

Haciendo de la necesidad virtud hay que desear que mañana Ximo Puig haga valer sus datos sobre el presuntamente torticero uso de una partida que tenía que permitir llegar a fin de año. Si tuviera razón y no se soluciona, la guerra estará declarada.

Es el momento de la solidaridad. Incluso cuando uno piensa que el President se ha equivocado al presentar unos presupuestos para 2016 con unas partidas de ingreso virtuales y que debería haber prolongado los actuales hasta la constitución del nuevo gobierno (como han hecho otras CCAA) e incluso que debería reconocer que la GV tiene una deuda acumulada que por su magnitud supera ya cualquier posibilidad de pago de los valencianos. Esta semana también en la Comunitat pueden pasar cosas.

Prudencia, decisión y suerte President.

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