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Cristiandad, Islam y diputaciones

Ha comenzado el debate sobre el papel y el futuro de las diputaciones. Lo abrió a lo grande el presidente del Gobierno en un pueblo manchego. Algunos identifican a las diputaciones con el poder centralista, nacidas al calor de las Cortes de Cádiz a las que no miran con demasiadas simpatías, no sé si porque se hicieron en tierra andaluza „y ya sabemos qué opinión tenía y tiene el padre de la patria catalana sobre la raza andaluza„ o porque proclamaba que la nación era de los españoles y no de los estamentos nobiliarios o eclesiásticos, siempre tan cercanos a las identidades territoriales. Claman los nacionalistas periféricos por su desaparición, seguramente para sustituirlas por una multiplicación de las mismas que serían los consejos o las mancomunidades comarcales. Algunos, sin duda, por aquello del romanticismo. Otros, sin duda, porque esperan colocarse.

Las mancomunidades son hoy asociaciones privadas de ayuntamientos con estatutos consensuados que manejan cantidades respetables con sus correspondientes respetables corruptelas. Sé de lo que escribo. Estos chicos de Ciudadanos, sin duda llevados por el noble afán de disminuir el gasto público, dicen que sobran. Y que las quitarán. No sé lo que dice al respecto el PSOE, aunque me temo que el PSPV irá por la misma ruta, pero el PP ya ha salido reafirmando su vigencia porque defienden «la España rural». Quince millones de votos. Son muchos votos. Argumentan que la desaparición de las diputacione puede suponer un duro golpe a los pueblos pequeños, con pocos votos, y consecuentemente sin influencia en los gobiernos autonómicos. Entre llevar una carretera a Dos Aguas y mejorar la que va a Gandía, no hay color.

Quizás por ello Ciudadanos propone una unificación de municipios. O sea, ahora vas a cada pueblo y le dices a sus gentes que van a dejar de ser pueblo... para depender del pueblo vecino, que es más grande. Ejercicio de frío europeísmo. Tardaríamos cuatro días en iniciar el camino por la lucha de la independencia de nuestro Torre de Arriba de Torre de Abajo. Cada pueblo tiene sus fiestas, sus tradiciones, su historia, incluso su diccionario particular... Hay argumentos de peso para pedir derechos a decidir, claro que sí. Ni hablar, un respeto a nuestros antepasados.

Así es que, atentos a este debate que superará en sentimientos, sin duda, al de pertenencia a la cristiandad o al islam. Seguro. Algunos cristianos son capaces de convertirse al islam si éste respeta la independencia de su pueblo. De hecho, algunos católicos descendientes de los Tercios de Requetés de Montserrat ya reclaman la independencia de Cataluña apoyados en las barbas de imanes islamistas. Lo primero es lo primero.

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