La fatalidad ha querido que este año la celebración del 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, coincidiera con el tiroteo producido en un centro de personas con diversidad funcional en California, por ello, es necesario realizar un recordatorio a todas las víctimas, manifestando nuestra absoluta repulsa a esa barbarie. Retomando nuestro hilo, el tema escogido por las Naciones Unidas para conmemorar este día ha sido el de ´La inclusión importa: acceso y empoderamiento para personas con todo tipo de capacidad´, a lo que se suman otros tres subtemas también muy destacados como son: hacer las ciudades inclusivas y accesibles para todos; mejorar los datos y estadísticas sobre discapacidad; incluir a personas con discapacidad invisible en la sociedad y el desarrollo. Cuando se estima que cerca de mil millones de personas en el mundo son discapacitadas, es evidente que las sociedades deben luchar para conseguir la plena integración de todos sus ciudadanos, centrándose en la búsqueda de sus capacidades, como bien recuerda la ONU.

Como sabemos, las organizaciones internacionales son muy dadas a actualizar e incorporar conceptos nuevos, como en los últimos tiempos está sucediendo con el empoderamiento. En este caso parece que se ha acertado, puesto que no existe mejor impulso en el ámbito de la diversidad funcional, que aquel que busca invertir en el individuo y apostar por sus capacidades como motor de cambio social. Junto con ello, no debemos pasar por alto que el título del tema elegido también hace especial énfasis en la heterogeneidad del colectivo de personas con diversidad funcional, insistiendo en que debe atenderse a todas las capacidades, y añadiendo nosotros, que sería conveniente atender de una forma más efectiva a los que se encuentran en una situación de mayor desventaja.

Desde mi punto de vista, creo que la mejor integración es aquella que se centra en la empleabilidad, por encima de la ayuda asistencial, lógicamente en los supuestos donde es posible. Para ello, debemos entender el crecimiento económico como un medio para mejorar la vida de todos, haciendo que el empleo no sólo tenga un valor económico, sino también social. La mejor política, es aquella que les dota de los medios e instrumentos para su desarrollo personal y laboral, tanto en el mercado ordinario como en el protegido, pero sin descuidar a los grupos más vulnerables, como son los discapacitados intelectuales, enfermos mentales o físicos de más del 65%, a quienes la crisis económica ha relegado a un segundo plano y nuestros políticos parecen haber olvidado.