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Javier Cuervo

Turismo y migración

En el primer semestre marcharon 50.844 españoles, un 30 % más que el año anterior. A parado que huye, puente de plata. No se oye palabra sobre esto en la campaña porque está en la lógica del mercado y, por tanto, no es problema.

España es un país donde muere más gente de la que nace, esta vez por causas naturales. Era hora. Hay que dejar sitio a los turistas que nos visitan y que son más cada año. De récord en récord, llevamos 55 millones y se nos hace la boca agua con los rusos enfadados con Turquía que captaremos el año que viene. El turismo empezó siendo una forma de moverse por el mundo pero ahora mueve el mundo de una forma anímica. Después de los atentados de París y de su consecuente respingo en Bruselas, cuando la capital francesa vivía el luto y la belga permanecía cerrada por miedo, una mujer salió en el Telediario y dio su sonriente grito contra la yihad: «El turismo debe continuar».

El turismo debe continuar y está bien despejar todas las tumbonas en la playa para los que entren. En el primer semestre marcharon 50.844 españoles, un 30 % más que el año anterior. A parado que huye, puente de plata. No se oye palabra sobre esto en la campaña porque está en la lógica del mercado y, por tanto, no es problema. En unos años, estos jóvenes podrán venir a España de turistas y hospedarse en los hoteles de la costa a buen precio, como si fueran alemanes. Todo genera turismo. Pronto los mayores españoles pasarán la semana blanca en el norte de Europa para conocer a sus nietos.

Casi igualando a los que se van están los que llegan, gracias a los cuales el país sigue prosperando económicamente y como escenario para una vida de calidad. Vienen a hacer los trabajos bonitos y bien remunerados que no se quiere que hagan los españoles mayores de 40 años en paro y que garantizan el turismo competitivo. Ejemplo, limpiar una habitación de hotel por un euro. Una habitación, un euro, mola y motiva como un eslogan de caramelos. Si limpias mil habitaciones al mes son mil euros. ¿Limpios? Los euros, no sé; los cuartos, es fácil de imaginar.

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