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Julio Monreal

Descartados por paquetes

Barcelona albergará la nueva central logística de Amazon para el Sur de Europa, un sector de futuro para el que Valencia tiene desde hace años una ZAL cubierta de hierbas

La multinacional americana Amazon ha decidido comprar una parcela de 150.000 metros cuadrados junto al delta del Llobregat y el aeropuerto del Prat por 30 millones de euros para levantar, en el plazo de un año, su almacén logístico principal para el sur de Europa. Resulta inevitable mirar con envidia esa operación, que creará 2.000 empleos directos y fortalecerá Barcelona como punto de paso de paquetería, desde una ciudad que posee más de 200.000 metros cuadrados de Zona de Actividades Logísticas construida sobre la huerta de La Punta y cubierta por una tupida capa de hierbajos de medio metro.

El puerto de Valencia será el primero del Mediterráneo en tráfico de contenedores, pero ni siquiera tiene unos accesos ferroviarios adecuados, como saben sus responsables y el propio Ministerio de Fomento acaba de recordar, no sin señalar que nadie pidió fondos europeos para el proyecto, valorado en más de 60 millones.

Tampoco el aeropuerto de la capital del Turia es puntero en pasajeros o mercancías, ni lleva camino de serlo. Por no hablar de la red ferroviaria general, lastrada por la falta de un corredor mediterráneo con doble plataforma para viajeros y mercaderías y de un AVE que tampoco llegará a Castelló en 2015, en contra de lo que se prometió hasta la saciedad.

Lejos de ser el polo logístico que por su ubicación geográfica merece, Valencia no es casi nada en ese terreno de tanto presente y tanto futuro, que traerá pronto novedades como la implantación por El Corte Inglés de un servicio de entrega a domicilio de cualquier compra en las dos horas siguientes a la adquisición.

Amazon estará, seguro, entre las empresas de mayor crecimiento en el mundo. No habría sido como la Ford, pero se le habría acercado un poco. Lo malo no es que hayan elegido Barcelona cuando algunos preveían una fuga de inversiones por el proceso independentista: lo malo es que ni hayan preguntado por Valencia cuando se les podría haber hasta regalado el suelo.

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