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No es país para vagos

El domingo hay elecciones, sí, pero también hay comicios en tiranías más o menos disimuladas, la más disimulada de todas la de nuestros amigos ´moderados´ de Arabia Saudí, donde las chicas pueden optar a un cargo, pero sin rostro y por intermedio de un varón, qué color local. Proveer cargos mediante consulta es importante, no lo niego, pero ni la mitad que conseguir la efectiva división de poderes -de la que tan lejos estamos- y la garantía de los derechos individuales, zarandeados hoy por toda clase de consideraciones sobre la seguridad del Estado. Un estado cuyas instituciones son vistas como meras fincas en usufructo, tras la correspondiente aclamación plebiscitaria. Como decía Carlos Fabra cuando sus bien conocidas raterías no eran sancionadas: «hemos obtenido una absolución cum laude».

La última mayoría absoluta, como es tradición, se ha servido del Estado como de una palangana de agua tibia: para poner los pies a remojo, vean sino esa rebaja -de 30.000 a 5.000 euros- que se aplicaron a sí mismos por usar el Ágora de Calatrava en un mitin. Cada cual muere como vivió, de eso no tengo dudas, y ahora que es factible que el bipartito pierda la mayoría, reparemos en que eso sólo sería el principio y, en absoluto, ese supuesto remedio definitivo cuyo poder pertenece a los territorios de la magia. Tales bálsamos no existen. Un supuesto vuelco electoral sería el primer paso de un camino de regeneración que se me antoja tortuoso, arduo y contradictorio. Comprendería que muchos se rajaran, a mi también me ataca la desgana.

No es país para vagos. Si el desánimo es su residencia habitual, siga confiando en el bipartito, es lo más seguro y después de todo no hace nada les dimos la mayoría, la última absoluta. Se nos va la presión en desahogos gaseosos, pero este momento no es de melancolías. Con saludable escepticismo y aliento largo, abramos la puerta a otra gente, otros usos, otras mayorías, que aireen este país y logremos hacerlo algo menos sombrío y medieval y un poco más acogedor. Y que la fuerza nos acompañe.

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