Fíjese que este año no me he tomado las uvas de manera tradicional, con la tele y todo eso. Estar viendo el musical de El Rey León metida en un teatro a las 12 de la noche el día 31 hizo que fuera Radio Nacional de España quien me diera la entrada en este prometedor 2016. Y por lo que he podido leer estos días atrás, parece que salí ganando. Los señores de Telecinco han vuelto a dar la campanada, esta vez en ropa interior roja. Querían competir en audiencia con el grupo Atresmedia y el vestido de Cristina Pedroche, y pusieron toda la carne en el asador. Vaya con la competitividad que nos lleva a los extremos.
Aunque bien es cierto que hay cosas contra las que no se puede competir. La Pedroche es ya una grande entre los presentadores españoles, y de eso me he dado cuenta viéndola durante todo este año como colaboradora en Zapeando. Puede que le gustara más o le gustara menos su vestido para dar las campanadas, pero la gracia y el desparpajo con los que cuenta la madrileña son indiscutibles, y son esas cualidades las que la han llevado por segundo año consecutivo a ser la presentadora de la noche más esperada del año. Luchas sexistas a un lado, la contra de Telecinco de sacar a los presentadores casi como sus mamás los trajeron al mundo quedó más bien en un intento algo cutre de llamar la atención a la desesperada. Con el vestido de Cristina Pedroche se intuía absolutamente todo sin dejar ver absolutamente nada y... ¿Hay algo más poderoso que la imaginación, señores? Estaría bien que este nuevo año traiga consigo sentido común, buen gusto y límites a los señores de Telecinco. Sobre todo límites, que miedo me da pensar en las campanadas del próximo año...
