Los Reyes Magos (o las Reinas Magas, según gustos) traerán las urnas. Estamos abocados a repetir curso electoral, en Cataluña por partida doble. No creo que los políticos tengan muchas ganas, pero no le ven otra salida. Inés Arrimadas lo expresó el pasado lunes, diciendo que es «la opción menos mala». Investir a Artur Mas ha resultado imposible (hasta el momento) y ha costado un esfuerzo que ha desgarrado otro partido (y van tres o cuatro al despeñadero de las consultas populares). Ellos están cansados, sin duda, pero han de poner al mal tiempo buena cara.
Desde hace días, todos mueven ficha abriendo el juego para otra campaña, que será no sólo continuación de la anterior, sino la madre de todas las batallas. Las declaraciones de Susana Díaz o de Pablo Iglesias, de Oriol Junqueras, de los paladines de Pedro Sánchez (por ahora el mejor callado) conforman una coreografía del postureo no sólo postelectoral, sino preelectoral. Van a repetir curso, no porque ellos no hayan hecho bien su trabajo y lo hayan entregado, sino porque se trata de oposiciones y quedaron igualados, a ambos lados de la balanza, con un peso específico marcado en cuatro casos, aunque descendiendo de veinte en veinte escaños (en el Congreso, no así en el Parlament de Barcelona donde Junts pel Sí tiene holgada mayoría, pero no la mayoría absoluta que necesita para llevar adelante su programa soberanista de máximos).
A riesgo de equivocarme en la prospección o proyección, tanto en un caso como en el otro, habrá un claro triunfador. De celebrarse los dobles comicios, puede servir para que Podemos logre su sorpasso, tener más votantes que el PSOE en España (al sumar varios cientos de miles que fueron a IU) y que se convierta en el primer partido en el Parlament catalán (la otra vez quedó lejos, pero el resultado de las recientes generales apunta en ese sentido), lo que haría de Iglesias el líder de la oposición, con sus prebendas, y de Ana Colau la mujer capaz de pactar con Junqueras una Generalitat diferente, dejando a Mas en la estacada de la historia, de presentarse como algunos apuntan, ERC en solitario y compitiendo con Convergència, pudiendo quedar uno como primero o segundo, y ella viceversa... Los independentistas adelantan que el posible escenario no será más fácil de entrada tras esos futuros comicios (tal vez en marzo).
Mientras en este país se perfila un arreglo en el Consell y una recomposición del Pacte del Botànic, la planta exótica ha echado raíces y empieza a crecer y comerles el terreno a los otros? Exige su parte del botín y una mayor visibilidad de su poder (que se concrete el tripartito). Si eso se hará antes de las segunda vuelta de las elecciones generales se ignora, pero el tiempo apremia y sube la presión de la parte que gana en adeptos mientras las luchas intestinas, o las banderías, debilitan al PSOE más que la pérdida de escaños (20) en el palacio de las Corts. Conforme está el asunto, vamos a las urnas. Porque Sánchez no se encuentra con fuerzas suficientes para resistir el órdago de la baronesa (cada partido tiene la suya) y con el atrevimiento imprescindible para lanzarse a la aventura de abrir el melón de la historia, eso sí que sería un cambio acelerado y luego sea lo que los votantes quieran (de un modo u otro, puede perecer el actual líder, los socialistas bajar con la lideresa y luego ir de ala, con toda la panoplia ancestral de las tradiciones castellano-andaluzas).
Hoy con el roscón descubriremos una taba: el desafío de las urnas. Veremos cómo sale el futuro examen de recuperación, si rellenaremos igual las casillas y cuantos votantes cambiarán de posición su x.
