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De la alegría a la punibilidad

Viendo las ojeras de Cristina Federica de Borbón y Grecia, como si de un Gran Hermano 24 horas versión judicial se tratase, mi mente se traslada al pasado que viví en abril del 2007 como reportero. Nacía Sofía, la segunda, y España celebraba la que sería la última fiesta monárquica en los medios. La pude respirar en directo desde la puerta de la clínica privada Ruber internacional, donde paren las famosas. Allí me pasé tres días informando del acontecimiento en valenciano para Canal Nou. Estaba acompañado de numerosos colegas de profesión, muchos venidos de fuera y una multitud de súbditos curiosos que mostraban su alegría ante la buena nueva real. Grabado en mi disco duro, unas niñas preadolescentes con su uniforme de colegio privado católico, cantando con gozo y en directo para mi cámara, un edulcorado estribillo dedicado a los hoy Reyes y la nueva Infanta. Pancartas con mensajes de amor real, flores y muchísimas canastillas, algunas inverosímiles, desfilaban ante mis ojos, cual fasto para celebrar la llegada del nuevo miembro de la hoy recortada familia real.

Allí estuve hasta que un día, de madrugada tuve que marchar urgentemente a Marbella porque la Pantoja había pasado la noche en el calabozo, presagio de lo que estaba por venir en este país€ Siete meses después, cuando la humanidad escuchaba por primera vez el término cese temporal de la convivencia, me planté con mi inseparable cámara en el lujoso barrio de Salamanca. Me disponía a informar desde la puerta del hasta entonces hogar conyugal de la hermana de la procesada, con su marido duque y aficionado a la moda. Miembros de seguridad de Casa Real me identificaron en un intento de intimidación por el hecho de encontrarme en un espacio público para informar de unas personas notorias. Era la primera de una serie de fatales noticias para la institución que hoy dirige, sin nada que todavía se le pueda reprochar, el rey Felipe. Se acababa la alegría, cambiaban las cosas, en la sociedad y en la prensa. Ahora veo esas ojeras y parece que hoy todos somos un poco más iguales€

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