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Error, rectificación y folclore

El arranque de año parece haberse convertido en una especie de aquelarre entre los incomprensibles errores de unos y las ansias de otros. Todo para demostrar que algo parece haber cambiado, aunque en realidad seguimos atados a gestos y costumbres alejados de los intereses del país y de los ciudadanos.

Empezando por el primer ciudadano de este país. El desplante del rey a la presidenta del Parlament catalán, que quería comunicarle en persona el nombramiento del nuevo presidente de la Generalitat, es un error difícil de entender. Cuando más arrecian las críticas contra el proceso de desconexión que se lleva a cabo en Cataluña, no parece lo más inteligente alimentar desde la Zarzuela „igual que desde la Moncloa„ esa sensación de incomprensión e incluso desprecio. Curiosamente, los procesos independentistas más similares al catalán „Quebec y Escocia„ fracasaron después de que el resto del país y de las instituciones manifestaran su amor y la necesidad de mantenerse todos unidos. Todo lo contrario del desapego mostrado ahora por Felipe VI y el palo y tentetieso del que siempre hace gala Mariano Rajoy.

Un Rajoy, por cierto, que parece noqueado ante la nueva situación política del país nacida del 20D y que tuvo su gran foto el miércoles en la sesión constitutiva del Congreso y el Senado. Aunque no es el único que parece no haberse percatado del cambio de las circunstancias: desde Podemos, su líder Pablo Iglesias mantiene el tono previo a su llegada al Parlamento. Y aquí la política de sobreactuaciones y mensajes altisonantes no resuelve los problemas que acucian a quienes les han votado. Su todo o nada curiosamente ha beneficiado a Ciudadanos, que ha sido el auténtico triunfador de la configuración de la Mesa del Congreso, con una sobrerrepresentación de su número de diputados gracias a su capacidad de negociación. Sin embargo, parece que Íñigo Errejón empezó ayer a desdibujar esas líneas rojas que amenazan con desactivar toda la fuerza que su partido pueda tener en el Congreso si se queda aislado como ha ocurrido ya en estos primeros compases.

PD. Como heredero de la naranja de González Lizondo, el diputado de Compromís Joan Baldoví puso el martes el punto folclórico en la Carrera de San Jerónimo. ¿Es así como pretende su señoría articular un auténtico discurso reivindicativo sobre los graves problemas de la terreta?

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