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José Sierra

Pim, pam, pum... en l´Albufera

El informe de SEO-Birdlife sobre las aves abatidas por disparos en el entorno del Parque Natural de la Albufera nos ha devuelto por unos días a tiempos y situaciones que parecían superados. Hace 20 años, el conflicto entre cazadores y los responsables de aplicar las políticas de protección en el parque natural de l´Albufera estaba muy vivo. Había tensión y conservacionistas y cazadores asistían desde sus respectivas posiciones a un conflicto que parecía destinado a eternizarse. La propia regulación de la caza en el parque natural, incluyendo el reconocimiento de algunas «tradiciones», unido a una cierta laxitud administrativa en la exigencia y contenidos de los planes cinegéticos tuvieron la particularidad de calmar ánimos y redirigir el conflicto.

Los datos sobre aves protegidas „no cinegéticas„ abatidas en los últimos cuatro años en el parque natural dejan poco margen a la especulación: hay un problema protagonizado probablemente por una minoría de escopeteros y habrá que actuar antes de que los protagonistas crean que pueden campar a sus anchas y decidir por su cuenta qué aves merecen vivir y cuáles deben ser abatidas, sin más, por unos supuestos perjuicios sobre la pesca o sobre otras aves que sí se pueden cazar en las fechas, horarios y condiciones que marca la normativa. Un parque natural es un ecosistema que para ser plenamente funcional tiene que estar caracterizado por el equilibrio, y no hablamos solo de naturaleza, también hay, debe haber, equilibrio entre usuarios e intereses.

La caza no es ni de lejos la principal amenaza para la fauna de l´ Albufera, aunque en esta quiebra climática, en la que muchas especies no saben si toca seguir camino hacia la invernada en África o quedarse en la acogedora laguna, la distorsión que provoca la caza aumenta. Otro asunto, mucho más grave, según los especialistas, es el uso de la munición de plomo. Está prohibida y sus efectos como veneno en el estómago de las aves se cobra muchas más piezas que los disparos, pero es una amenaza invisible que cabe tomar en serio asumiendo cada uno de los actores el cumplimiento de sus responsabilidades.

jsierra@epi.es

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