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Y la jefa, ¿qué?

En Génova 13 no han podido resistir el escandalazo „así que imagínense su magnitud, acostumbrados como están los genoveses a aguantar de todo„ y han decidido disolver el Partido Popular en Valencia y nombrar una gestora. Lo que no termina de entenderse es que liquiden la estructura y, sin embargo, mantengan en su actual puesto a quien fue la jefa durante más de dos décadas. ¿A qué espera la dirección del partido para pedir el escaño en el Senado a Rita Barberá? Porque con la decisión de ayer no ha hecho más que poner la soga alrededor del cuello que quien fuera la «alcaldesa de España» por muy amiga que sea de Mariano Rajoy.

Sin entrar en consideraciones que quedan en manos exclusivamente de la justicia, el nombramiento de una gestora no puede más que interpretarse como el reconocimiento de la descomposición y putrefacción de unpartido que acarrea como mínimo una responsabilidad política: la de quien lo dirigió manu militari a lo largo de todos esos años. Nadie puede alegar que se ha llegado a este punto en los poco más de seis meses transcurridos desde la marcha a Madrid de la ahora senadora territorial. Ni ella puede aducir desconocimiento sin pasar a ser considerada como una auténtica ignorante de lo que acontecía a su alrededor, lo que solo serviría para abonar una imagen de incompetencia. Por mucho que siempre haya sido una experta en escaquearse de los problemas de los que como máxima responsable debería ser consciente; por ejemplo, y sin ir mucho más atrás, de los líos de Feria Valencia cuyo patronato presidía y al frente de la cual colocó y mantuvo contra viento y marea a un protegido.

Y ya puestos a ser consecuentes con las decisiones, desde Madrid también deberían plantearse la suerte del exvicepresidente y ex todopoderoso conseller Gerardo Camps, el perejil de muchas de las salsas que han terminado por convertir el PP en una olla podrida.

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