En España, la forma maciza y pesada de su contorno y la posición periférica de las cordilleras ayudan a continentalizar el clima con una enorme rapidez. Sin la influencia marina, disminuye el total de precipitaciones y se incrementa la amplitud térmica.

Al respecto de los totales pluviométricos, la cartografía de la desviación estándar pluviométrica (la diferencia entre la media de una variable y los valores concretos) es bastante reveladora. Una diagonal sudoeste - nordeste, desde la desembocadura del Guadalquivir hasta las provincias de Guadalajara y Cuenca muestra valores bajos de contrastes pluviométricos. Los poco pronunciados relieves de Sierra Morena limitan su efecto de captación hídrica sobre las escasas borrascas que circulan por el sur. Los Montes de Toledo y las serranías ibéricas cercanas apenas pueden captar humedad de masas de aire ya descargadas tras su paso por las elevaciones portuguesas. Destaca la regularidad pluviométrica de provincias como Córdoba, Ciudad Real, Valencia y Valladolid, ésta última la única provincia española sin presencia de montañas.

Los contrastes aumentan en el sur, con la alineación Penibética: Cádiz, Málaga, y especialmente, Granada y Almería. Aunque en menor medida, Alicante queda en situación parecida. Por el norte, aumenta la desviación pluviom

étrica por la caída de los totales desde las montañas de Orense, León, Zamora, Salamanca, Palencia y Burgos en dirección a la Meseta.

Pero el mayor contraste queda para las provincias pirenaicas: una cordillera septentrional, más frecuentemente afectada por el paso de borrascas y con importantes elevaciones, que cierra la depresión del Ebro. Huesca y Lérida muestran las mayores diferencias junto con Navarra y en menor medida, Gerona.