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Jazz en la Fundación Bancaja

CulturArts, organismo dependiente de la Generalitat Valenciana, dio el vist i plau para que Jorge García, uno de los mayores eruditos y aficionados al jazz en Valencia „después de mí y de Federico García Herráiz, lamentablemente ya fallecido„ organice una amplia exposición sobre esta música en la Fundación Bancaja. Será inaugurada la semana próxima. He colaborado con García, en la sombra.

Se centra en los años ochenta y noventa, período glorioso en el cap i casal. Como fui uno de los protagonistas destacados (queda constancia documental en la exposición), no tengo más remedio que referirme a mi vocación de propagandista del jazz. Empecé en 1961, en Radio Castellar (donde conocí a Enrique Ginés). El programa, de media hora de duración, se titulaba «El jazz». Todavía conservo algunos guiones, escritos con un amigo del colegio, Gaspar Marqués. Dábamos charlas ilustradas con discos (años sesenta del siglo XX) en, verbigracia, el CEM o Centro Escolar y Mercantil, cuyo director era un jesuita, Cristóbal Sarrias, catalán y progre para la época.

En 1964, y hasta 1967, gracias a Ángel Carrasco, padre de Paco Carrasco, uno de los directores de la Mostra de Cinema del Mediterrani y delegado de los cajeros automáticos Fujitsu, comencé otro programa, en Radio Popular, donde ahora está la Cope, emisora a la que estoy muy agradecido y defiendo porque no es facha, sino de centroderecha, que es muy distinto, ignorantes y sectarios. Carrasco era el jefe de programas. Y el director, José María Cruz Román. El programa lo titulé «Iniciación al jazz».

Pasaron los años. En 1989 trabajaba en una oficina de la Caixa de València (después, Bancaja, Bancaixa y Bankia), sita en el carrer Almela i Vives. Carmen Alborch era una de mis clientas más simpáticas. En diciembre de ese año me llamó por teléfono la secretaria de Emilio Tortosa Cosme, recién nombrado director general de la entidad. Me leía en la Cartelera Turia auténtica. En esta publicación implanté en 1974-75, no sin la oposición del sector del PCE (mayoritario), la crítica y la información de jazz. En 1981, creo, conseguí que se publicara una portada de Sarah Vaughan y mi información del Festival Internacional de Jazz de Barcelona, donde cantó la Divina Sarah. Hay más de dos centenares de artículos de un servidor y el jazz.

Emili Tortosa quiso que me integrara en el Centro Cultural de la Caixa de València (plaza de Tetuán), como programador cultural. Acepté y en enero de 1990 ya estaba cumpliendo con mi misión. Desde 1990 hasta 1994, el centro fue una referencia cultural, pues había cerrado el Teatre València (en la calle Quart, 23). La directora del centro era Julia Mansilla Puchalt, con quien hice buenas migas, nexo imprescindible para llevar la nave a buen puerto.

No sólo programamos jazz. También teatro, desde Pepe Rubianes hasta El Brujo. En jazz conseguí, gracias a Jordi Suñol o The New York Jazz Productions, a algunos de los mejores jazzistas de la historia. Duke Jordan, el pianista de Charlie Parker en 1947 y 48; Joe Henderson, Benny Green, Kenny Burrell, Cedar Walton, el genio Lee Konitz (la primera vez que tocó en Valencia), Johnny Griffin, Tal Farlow, Art Taylor, Louie Bellson, etcétera, etcétera. O el pianista Hank Jones, con Eddie Gomez y Kenny Washington. Todos cobraban una media de 250.000 o 350.000 pesetas. Salvo Hank Jones y su fabuloso trío: 750.000 pesetas de 1993 (4.508 euros). Los primeros seminarios internacionales de jazz los organizamos nosotros.

Una anécdota triste. El excelente guitarrista Sean Levitt me pidió prestadas 5.000 pesetas. Se las di. No me las devolvió. Me dio igual. Después me informaron deque era heroinómano. Falleció en 2011.

Ahora hay quien escribe de jazz (gente de treinta y pocos años, o algo más) y tiene muy escasa idea del asunto. Creen que el jazz empezó con la anodina Diane Krall.

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