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Javier Cuervo

Los está matando

El PP no deja de repetir que representa a 7 millones de personas. No es poco, pero es insuficiente para gobernar. Lo reiteran para que lo tengan en cuenta los demás y, sobretodo, para recordárselo a ellos mismos. Los 7 millones de votos, lo que les queda, son insuficientes para trabajar a solas e inservibles contra las acciones de los jueces y de la Guardia Civil. Los 7 millones de votos son la fuerza que mueve el cuerpo, pero el cuerpo es el problema, afectado por la infección generalizada de la corrupción, que afecta al sistema nervioso de Génova 13, a los organismos regionales de Madrid y de Valencia. La sepsis (del griego septos: «podredumbre») avanza sin control.

Lo ha reconocido Esperanza Aguirre en su discurso de dimisión: «La corrupción nos está matando a todos». A ella la mata suavemente con su canción dimisionaria, su sabinero «ahora, que me despido pero me quedo». «La corrupción nos está matando a todos» es una aseveración cierta, incluso viniendo de Aguirre, que se divorció de la verdad siendo muy jovencita y que ha sido capaz de engañar a la mentira con embustes. Se la habría dicho personalmente a Mariano Rajoy, pero el presidente del gobierno no le cogió el teléfono (como no cogió la mano tendida por Pedro Sánchez, a quien quiere para socio de gobierno).

La sepsis está afectando a Rajoy en la movilidad y se detiene cuando el rey le pide que se mueva y se mueve cuando le toca estarse quieto. También menoscaba su sentido común, de ahí que no entienda que nadie le apoye después de haber gobernado contra las demás fuerzas, las que había y las que hay en respuesta a su política y a su economía. Además, los doctores han visto en las pupilas de Rajoy la dilatación del miedo al ver a Esperanza Aguirre a los mandos de un helicóptero que pilota contra el suelo. Ese es el verdadero sentido de su respuesta por SMS: «Te entiendo».

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