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Mal lo tienes, Marimar

Decía ayer ante la prensa Marimar Blanco, la hermana del asesinado Miguel Ángel Blanco, que hay miembros del PP que «se han dejado la vida por defender las siglas del partido mientras otros, desde los sillones, se los llevaban calentito». Lo hacía indignada y «harta» a la entrada del Comité Ejecutivo Nacional del PP, donde gran parte de sus miembros „al menos los más destacados empezando por Rajoy, Cospedales y un largo etcétera„ han sido durante muchos años fieles apóstoles y fervorosos portavoces de los Camps, Ritas, Graus, Ruses y un largo etcétera al que todavía no han condenado (¡ni mucho menos!) con el mismo tono de voz con el que clamaban sus virtudes por las tribunas de las plazas de toros. Algunos de estos, según dice la justicia, llevan sobre sus hombros la comisión de un completo menú de hechos delictivos cometidos con impunidad en un amplio periodo de espacio y tiempo; otros, aún sin estar señalados por la maza judicial, tendrán siempre el dudoso honor de ser recordados, como mínimo, como unos pésimos, malísimos gestores capaces de arruinar hasta el hogar más pequeño y, como máximo, serán recordados como unos auténticos saqueadores de las arcas públicas que, para su provecho, llevaron a las diferentes administraciones a un estado de ruina económica total.

Mal lo tienes, Marimar. Hace ya mucho que los tiempos del horror diario de ETA pasaron, pero poco, muy poco del «cuidado con lo que decís» de Barberá a la jefa actual de los populares valencianos, Isabel Bonig. Que mal lo tienes tu y qué mal lo tienen tantos populares de a pie que pasaron mañanas y tardes, entre semana y fines de semana, de aquí para allá en pueblos perdidos para poner una tubería, asfaltar una carretera, atender a una cooperativa o planear un pozo. Cuestiones de difícil encaje para quien va hasta al baño con un Vuitton, como bien me recordaba ayer un viejo conocido aunque joven todavía dirigente popular cuando afirmaba haberse sentido como viviendo en un «universo paralelo»: ellos, decía, a su bola gastando lo que no era suyo y el resto, concejalillos y alcaldes, pagando de su bolsillo hasta lo que no nos correspondía pagar. Mal lo tienes, Marimar.

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