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Tomando partido

Como si hiciera falta animarnos, Cuatro llama Toma partido a su nuevo programa de debate. Aquí el partidismo parece venir en el ADN e impregna la tele no solo en lo político. Solo hay que ver los informativos deportivos militantes. Será porque el infoshow es tendencia imparable y, por definición, tiene mucho más de espectáculo que de información. A este carro se apunta una presuntamente moderna tertulia conducida por Miguel Ángel Oliver, descalabrada de audiencia en el lugar de Gym Tony: entre el informativo nocturno y el prime time. Si no la han retirado ya, estarán a punto. El viernes volvieron a programar gimnasio de risas enlatadas.

Líderes de opinión, dicen para presentar a los cuatro tertulianos: dos más famosos y dos menos, dispuestos a posicionarse sin medias tintas ante cualquier pregunta. ¿Sí o no? En el primer programa ahí está Miguel Ángel Rodríguez, contra todos si hace falta, vaticinando con clarividencia la imposibilidad metafísica de un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. ¡Pues vaya adivino! No importa, siguiente pregunta a toda velocidad. Cuanto más acelerado el ritmo y más rápidas las reflexiones, mejor. Tienen que votar también los espectadores de plató y los de casa, por mucho que a Ernesto Ekaizer le cueste adaptar su verbo argentino a la concreción de un tuit. Es el signo de los tiempos y las redes sociales.

Hablando de redes, recordamos al recientemente fallecido Umberto Eco. El sabio estudioso de la comunicación lamentó la invasión de necedades volcadas a internet por quienes antes se conformaban con pontificar en el bar. Los espectadores deberíamos hacer como algunos opinadores televisivos y no tomar sus debates en serio. Es puro divertimento.

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