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Congreso y plató

Los cronistas parlamentarios no se han visto en otra igual. La nueva política no solo ha traído la animación de la incertidumbre y lo desconocido al Congreso de los Diputados, sino que también lo ha convertido en plató de televisión casi permanente. Sin mayorías, con un guión distinto, se multiplican las tramas y se ha renovado mucho el elenco de personajes, con nuevos protagonistas y nuevos secundarios. ¡Hay tantas imágenes novedosas que la tele no da abasto! A excepción de Telecinco, que está mayormente en sus cosas, las cadenas generalistas han dedicado programas especiales y muchas horas de programación para darle la adecuada cobertura a la sesión de investidura. Y aunque todos supiéramos cómo iba a acabar la cosa esta semana, nadie ha podido decir que ya había visto la película.

Más que una película estamos ante una serie o un reality coral, que desde mañana escribirá nuevos capítulos. Los actores tienen posibilidad de cambiar su papel y corre el reloj para variar el final o el juego desembocará, vía elecciones generales, en un nuevo reparto de cartas. Pedro Sánchez, el guapo, ya ha jugado las suyas. A la hora de repartir papeles en El bueno, el feo y el malo habrá disparidad de opiniones pero es evidente que Albert Rivera ha buscado un rol bondadoso mientras Pablo Iglesias se multiplicaba para aspirar a todos los adjetivos. Ahora descubriremos si Mariano Rajoy se ha arrepentido de ser secundario en el primer capítulo y asistiremos a un protagonismo inédito de Felipe VI, obligado por las circunstancias.

Muchas incertidumbres pero una certeza: si esto fuera Gran Hermano podríamos decir que la convivencia en la casa parlamentaria ha sido un desastre. La bronca ha alejado a los que a priori parecían más afines, con palabras gruesas y acusaciones graves.

La prueba semanal de investidura ha sido un fracaso de tal calibre que hace peligrar las siguientes. Y eso que todas las horas de plató acumuladas por los nuevos políticos fuera del Congreso eran una preparación para esto. Hasta ahora las muchas novedades han sido más de forma que de fondo. Continuará...mala suerte.

MENOS POLÍTICA. La audiencia ha acompañado de manera discreta los esfuerzos informativos especiales sobre el debate de investidura y ha liquidado el fiasco del debate Toma partido en Cuatro. Tal vez por eso José Mota apuesta más por los personajes televisivos que por los políticos. Las imitaciones de Ferreras y Bertín son de lo mejor de su programa de los viernes. Uno, mareando al reportero en circunloquios imposibles, y el otro, repartiendo collejas entre trago de vino y bocado de jamón. Más risa que el Congreso sí dan.

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