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Líderes del mundo, dejen paso

Señores y señoras dirigentes, si ustedes no han querido o no han sabido acercarse al otro para llegar a un acuerdo y garantizar un gobierno, dimitan y dejen paso al siguiente de su partido que quiera y pueda. No les guardaremos rencor.

Casi todos tenemos en la retina informativa aquella imagen en la que, rodeada de políticos que la observaban desde el otro lado de la pancarta en la manifestación de repulsa por el asesinato de Ernest Lluch, la periodista Gemma Nierga instaba a los dirigentes de las principales formaciones a dialogar para poner fin al terrorismo de ETA. «Ustedes que pueden, hablen», les espetó por sorpresa a unos supuestos líderes que se miraban entre perplejos e indignados. «Eso», afirmó alguno a posteriori, «no estaba en el discurso pactado». Quería decir que dialogar, hablar, sentarse juntos, pactar, claudicar, escuchar, ceder, entender, acordar, respetar o aceptar... no entraba en el guion. Lo que entraba en el guion era no moverse. Y así pasaron meses y años, muchos años, y como diría el poeta Vicent Andrés Estellés, «han passat moltes coses».

En breve sabremos si finalmente vamos a nuevas elecciones y, si es así, entre otras muchas cuestiones dignas de análisis, la nueva convocatoria será el resultado de un fracaso, un gran fracaso. Será el fracaso de nuestros dirigentes políticos

„sean del color que sean„, incapaces de materializar el encargo que la ciudadanía les lanzó sobre un tablero de juego, imposible y perfecto al mismo tiempo: imposible para los adalides del pensamiento único, y perfecto porque era solo abordable desde la perspectiva que da el volar alto, el dialogar, ceder, pactar, transigir, respetar. Una perspectiva que raramente se logra desde las estrecheces del vuelo a ras de suelo que dan otro tipo de intereses, cuotas, cargos e hipotecas en gran mayoría ajenos al bienestar general.

Señores y señoras líderes, si ustedes no han querido „por prejuicios, ataduras, rigideces varias, el peso de la historia, manías, rabietas, carácter„ o no han sabido „por incapacidades varias, de talante o aptitudes, ausencia de virtudes, carencia de recursos„ acercarse al otro para, en cien días (ante todo mucha calma), llegar a cualquier tipo de acuerdo para garantizar un gobierno, dimitan y dejen paso al siguiente de su partido, otro rostro, otras personas que quieran y puedan intentarlo de nuevo y de verdad. Sus rostros ya no sirven. En 100 días no han logrado nada más que lo de siempre, descalificaciones, excusas y dilataciones. En serio, dejen paso. No les guardaremos rencor. De corazón se lo digo.

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