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Julio Monreal

Desesperanza en el Cabanyal

La Generalitat aportará 1,2 millones para regenerar el barrio marinero rescatado por el tripartito de los «bulldozer» de Rita Barberá; y el ayuntamiento, 2,5 millones. No es mucho para tantos años de espera. Los vecinos ya no callan su decepción.

Decía Leire Pajín cuando acusaban a Zapatero de ignorar a la Comunitat Valenciana que el cariño del presidente del Gobierno por una autonomía se medía en el «BOE», con la publicación oficial de los presupuestos y las inversiones. Dando por bueno este recurso retórico, habría que señalar que el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat están conteniendo su pasión por el Cabanyal. Prácticamente 12 meses después del cambio político en los gobiernos municipal y autonómico, y de la llegada al poder de quienes prometieron paralizar el plan que el PP de Rita Barberá no tuvo tiempo de ejecutar en 24 años, los vecinos y las organizaciones que defienden la rehabilitación han caído en la desesperanza. Es cierto que se ha neutralizado el proyecto que preveía la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar; y que se han multiplicado las declaraciones en favor de la rehabilitación y el respeto a la trama del antiguo poblado de pescadores. Pero no es menos cierto que la Generalitat que tiene como vicepresidenta a Mónica Oltra, a quien la Policía Nacional arrastró por el suelo durante una de las protestas contra el plan de Barberá, va a aportar la estremecedora suma de 1,2 millones de euros para la regeneración del barrio (una cifra similar a la que las Corts Valencianes ha gastado en su página web en cinco años).

El Ayuntamiento de Valencia se ha comprometido en 2,5 millones, una cantidad que se antoja irrisoria para tantos años de trabajo de sus hoy gobernantes contra el plan del Partido Popular; demasiado poco para dar continuidad al gesto de colocar a uno de los líderes de la lucha en favor de la regeneración, el arquitecto Vicente Gallart, al frente de la oficina para la rehabilitación. El Estado, por su parte, tiene atribuidos 4,3 millones en el reparto, un dinero tan volátil como el que se espera de Europa sobre el barrio de casas modernistas construidas encima de las cenizas de las antiguas barracas. El resto, hasta los 13 millones del convenio celebrado ayer, corre por cuenta de los particulares, 4,6 millones. Habrá que ver si con tan escasos compromisos económicos por parte de quienes formularon tantas promesas políticas los vecinos, comerciantes y empresarios del Cabanyal se animan a quedarse o se van con sus huesos a otra parte.

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