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Martí

El Botànic abre los domingos

Tras casi un año de experiencia gubernamental, aquellos mandamientos botánicos necesitan una profunda revisión, que elimine dogmas y que asuma sin tapujos que el mercado es el gran regulador del bienestar social si genera puestos de trabajo.

Quién nos iba a decir que la primera gran crisis del Consell vendría por la vía comercial, cuando lo mejor que tienen los catequistas del Pacte del Botànic son sus expertos en mercadotecnia. Nada une más que una nómina de 3.000, como demuestra la aparición en nuestras vidas de la Entesa (por cierto, un invento de Pasqual Maragall), pero hay diferencia entre admirar el benevolente paisaje de la huerta o trabajarla.

Los domingueros siempre cogen naranjas ante la desesperación de los trabajadores del campo, aunque nadie espera la llegada del propietario para ofrecerse a la dura recolección. El labrador siempre sale perdiendo. Como el comerciante. Hay un pasaje específico del acuerdo marco de gobierno entre PSPV, Compromís y Podemos sobre la protección al pequeño comercio, cuya medida estrella es la restricción en la apertura de festivos. Hay más, pero nadie habla de ellas. Por tanto, se trata de una posición ideológica, donde se intuye una enmienda a la totalidad al papel predominante de las grandes empresas de distribución, y una protección a las tiendas tradicionales. Entiendo que la euforia del momento, unida a la explosión primaveral del mantel vegetal del Jardí Botànic de la Universitat, provocó una rápida lectura del escrito del pacto. Importaba más el reparto, como era de suponer.

Gobernar es administrar el bien común para la inmensa mayoría, y sin duda aquellos mandamientos botánicos necesitan una urgente actualización, con la eliminación de los dogmas, pues después de casi un año de experiencia gubernamental, los resquicios de aquella contundente oposición quedan muy lejos. Ahora que Compromís gobierna con políticas socialdemócratas, la mayoría de su núcleo dirigente ha comprobado que el mercado puede ser un buen regulador del bienestar social, sobre todo si genera puestos de trabajo con todas las garantías. El empleo continúa siendo sinónimo de desarrollo.

Por si acaso, hay que remarcar que el Botànic auténtico, ese vergel de la calle Quart fundado en 1567, abre todos los días, menos los días de viento y lluvia, y permanece cerrado los 25 de diciembre y 1 de enero. Porque como recoge ese dicho popular sobre economía y climatología, «carrers mullats, calaixos eixuts».

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